Desde mi sofá
por roberto laiseka
Guerras que no le llaman
LA lectura que se pudo sacar de la etapa de ayer es que Alberto Contador se mete en unos fregados absurdos. Y me explico. No comprendo la maniobra del ciclista de Pinto en los últimos compases de la jornada de ayer. Contador decidió atacar y la verdad es que su estrategia surtió efecto porque lo movió todo. Una vez más, se aupó sobre su bicicleta, exprimió sus fuerzas y demostró, de nuevo, que es el más poderoso del pelotón, dejando plantados a todos los que le acompañan en la clasificación general. Pero mi sorpresa llegó cuando el líder del Giro de Italia vio efectivo su esfuerzo, se colocó a la altura del escapado Paolo Tiralongo, excompañero del madrileño, le miró y decidió ayudarle hasta llegar a la meta. Este es el gesto que no me explico. Se ha metido en una guerra que no le llaman. Un ganador o bien decide ir a ganar o deja hacer al resto, sin condicionar la carrera, sin entrometerse en el trabajo de los demás. Ayer, optó por favorecer a Tiralongo, en quien encuentra a un amigo, pero también multiplicó sus enemigos. Porque digo yo que podía haberse decantado por ayudar, por ejemplo, a Joaquim Rodríguez, quien hubiera podido disputar la etapa de ser así. Al final, la renta obtenida por Contador gracias al movimiento de ayer fueron dos segundos. Nada para su beneficio, sin embargo, privó a otros equipos de disputar la etapa. A mi juicio, un error. Y por ello está siendo criticado. No era su fregado.
Por lo demás, solo queda la emoción de ver quién será segundo y tercero en la ronda italiana y de ver quién ganará la general por equipos, donde Astana y Movistar tienen trabajo por delante.