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Los jugadores vascos agradecen a sus aficionados el respaldo ofrecido en Tallin.
"El próximo viaje será para ver un partido oficial"
Alrededor de sesenta aficionados vascos defienden en Tallin la causa de la selección de Euskadi y transmiten a los estonios su ansia por la oficialidad
PAKO RUIZ
Enviado especial a Tallin
LA ikurriña se asomó en la mañana de ayer por uno de los miradores de Trompea, la parte alta del casco antiguo de Tallin. Una atalaya que ofrece una maravillosa vista de la capital de Estonia. Se trataba de un lugar idóneo para que los aficionados vascos que acompañaron a la selección de Euskadi mostraran al pueblo estonio sus señas de identidad, conscientes de que ellos también son parte de la causa que reivindica la oficialidad del combinado tricolor. "El próximo viaje será para presenciar un partido oficial de nuestra selección", afirmó la bilbaina Nuria, una de los cinco personas que se han desplazado a Tallin gracias al sorteo efectuado por la BBK. Oliver, Isatxu, ambos de Bilbao; Nerea, de Mundaka, y Gontzal, de Mungia, completaban la nómina de afortunados que se vieron agraciados en el concurso realizado por la entidad financiera. "Había que aprovechar esta oportunidad, ya que era complicado venir por tu cuenta", se sinceró Gontzal, ataviado con los colores de la selección. "Lo bonito es que fuera un encuentro oficial, porque tenemos potencial para competir a un nivel alto, pero seguro que ese día llegará pronto", apuntó Nerea, ilusionada con la posibilidad de ver cumplido ese sueño.
Las calles de la ciudad vieja de Tallin, codiciada para los amantes de la fotografía, se empaparon de Euskadi. La treintena se seguidores vascos que viajaron con la expedición de la Federación Vasca de Fútbol ejercieron de avanzadilla en la capital estonia, ya que a lo largo del mediodía se sumaron a ellos dos decenas más de jóvenes aficionados vascos que trabajan o estudian en países como Polonia o Rusia y que no quisieron faltar a la cita con su selección.
Como tampoco lo hicieron Josu y Ritxi, miembros de la Peña Athletic Gamiz-Fika, que reconocen que "merecía la pena sacrificarse, porque motiva seguir a la selección y había que estar aquí, porque esto es lo más grande". Estos dos amigos, prendidos por la belleza de la ciudad de Tallin y "por la amabilidad de su gente", apuntan que lo importante "es superar trabas y dar pasitos para conseguir la oficialidad, porque, pese a ciertas ausencias, hemos traído un equipo que tiene nivel como para competir ante cualquiera", al mismo tiempo que echaron en falta la presencia de representantes del Gobierno vasco y del Athletic.
Los cánticos cogieron desprevenidos a los cientos de nativos de Tallin que circulaban por la plaza del Ayuntamiento, donde varios puestos ofrecían diferentes productos de artesanía y ropa estonia. Se trataba de hacer de embajadores de Euskadi y del fútbol vasco. Dos mujeres tomaron nota y se acercaron a varios aficionados para saciar su curiosidad. Una de ellas incluso chapurrea castellano, lo que le sirvió para mantener un corto diálogo. "¿De qué equipo son?", preguntó. "De Euskadi, que juega hoy ante Estonia", la respondieron. "O.K., suerte", pronunció como despedida.
Después tocó dar el último empujón en las gradas del estadio Le Coq de Tallin, donde unos sesenta aficionados defendieron la causa de la selección vasca, una reclamación que contactó con la parroquia estonia, que tampoco pudo competir de forma oficial mientras estuvo bajo el manto de la extinta Unión Soviética. Aitäh, que en estonio significa gracias, fue la palabra que ofició como cálida despedida mutua entre dos países que ayer se acercaron un poco más.
Varios estudiantes vascos de Erasmus se acercaron desde países vecinos a Estonia para apoyar a la tricolor
Estudiantes vascos de Erasmus se acercaron hasta Tallin.