madrid. Albert Soler prometió ayer su cargo como nuevo secretario de Estado para el Deporte en un acto celebrado en el Consejo Superior de Deportes (CSD) en presencia del ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, y su predecesor en el cargo, y "amigo y maestro", Jaime Lissavetzky.
Soler, que durante los últimos tres años ha ocupado la dirección general de deportes, se comprometió a afrontar "desafíos que ya están en el horizonte" y agradeció al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la confianza depositada en él y a Lissavetzky el apoyo prestado en este tiempo.
"Tomar el relevo de Jaime Lissavetzky, mi amigo y mi maestro, es asumir una responsabilidad en la conciencia de que el listón ha quedado muy alto. Lo asumo después de pasar el Rubicón del año de oro de la edad de oro y cuando hablar de políticas deportivas en España ha pasado a ser una realidad", dijo Soler, que aludió a la "gigantesca dimensión del trabajo" de su predecesor.
Entre sus objetivos, el nuevo secretario de Estado incluyó el ADO 2012, "para que tenga los mejores frutos posibles superando Pekín, culminar la Ley del deporte profesional, mantener vivos los planes de tolerancia cero con el dopaje y reforzar la presencia del deporte en los planes I+D+I".
"Tengo el honor de ser el primer deportista en este cargo y confío en que esta aportación personal encuentre sus mejores aliados en el CSD. Cuento con todos vosotros y espero que encontréis en mí una persona abierta a la altura de los objetivos del CSD. Gracias a todos y ahora a trabajar", añadió Soler.