Vitoria. Soplar las velas de una tarta de cumpleaños trae buena suerte. Sobre todo si eres el protagonista de la fiesta y si además eres capaz de apagarlas todas de un solo intento. Dicen que si pides un deseo, se cumple. Patxi Ruiz lo pudo comprobar ayer en el Adarraga. En el día de su 31º aniversario completó en el frontón Javier Adarraga de Logroño un partido para enmarcar. En el momento preciso. Necesitaba la victoria para seguir enganchado a la lucha por entrar en la liguilla de semifinales y la consiguió. El estellés y Oinatz Bengoetxea, que correspondió con eficacia a la excelente labor de su compañero, superaron a Titín y Pascual, rivales directos en su afán por superar la primera fase, ya que ambas parejas alcanzaban la cita empatadas a cuatro victorias. Y en un duelo de extrema igualdad, emoción y dureza, leitzarra y estellés salieron reforzados, mientras que caracolero y doblero quedaron seriamente tocados: en lo anímico, en lo numérico y en lo físico, ya que Pascual terminó con la mano derecha bastante lastimada.
Con una pareja matemáticamente clasificada para las semifinales (Xala-Barriola) y otra con un pie y medio en la siguiente fase (Olaizola II-Begino), a los contendientes que rivalizaron ayer en el Adarraga sólo les valía el triunfo para no descolgarse del pelotón que pelea por las otras dos plazas que dan acceso a la siguiente fase. Una ardua tarea por la presión añadida de estar obligados a llegar al cartón 22 antes que los rivales.
Pero Patxi Ruiz nunca se sintió atenazado por los nervios. Después de perderse su último compromiso por culpa de un problema en su mano derecha, el estellés regresó a la competición con una aplastante seguridad. Ofreció un despliegue físico al alcance de muy pocos, una pegada que habitualmente no exhibe y una fortaleza mental de la que en muchas ocasiones adolece. Dominó casi de principio a fin a su oponente en la zaga, beneficiado no obstante por los problemas de Íñigo Pascual en su mano derecha. Al doblero se le abrió el callo en el décimo tanto y después se hinchó a sufrir para mantener el tipo, cosa que logró con dignidad, aunque tal atributo no le alcanzó para doblegar a su oponente.
También resultó emocionante la batalla en los cuadros alegres. Titín III y Bengoetxea VI se enzarzaron en infinidad de pequeñas luchas, de las que el leitzarra salió como ganador moral por eso de que logró la victoria y también porque firmó un par de tantos más que su oponente.
Los 31 años que cumplió ayer Patxi Ruiz le sentaron de maravilla al zaguero estellés. Brilló y resultó indispensable que cuajara tan soberbia actuación para vencer a unos rivales que, pese a circular casi siempre con desventaja en el marcador, nunca bajaron los brazos. Titín y Pascual se levantaron una y otra vez del suelo. Se repusieron de prácticamente la totalidad de golpes que les asestaron sus rivales (del 0-5 al 5-5, del 5-7 al 7-7, del 10-12 al 12-12, del 13-17 al 19-20, por citar algunas de sus reacciones), pero no del definitivo. Un mal derechazo de Pascual -se convirtió en el quinto y último error que ayer cometió el zaguero de Abárzuza- y una falta de entendimiento entre Titín y su zaguero para responder a un remate de Bengoetxea VI se convirtieron en los últimos tantos del partido. En el billete para que leitzarra y estellés mantuvieran intactas sus posibilidades de acceder a semifinales.