vitoria. No es fácil ingresar en la aristocracia del baloncesto europeo. Muchos son los aspirantes pero muy pocos los elegidos. Al Montepaschi le indicaron hace algún tiempo el camino, pero parece que año tras año el conjunto toscano se empeña en quedarse a las puertas, en el vagón de los segundones. El año pasado ya le sucedió. A pesar de contar con una de las plantillas más potentes del torneo, el conjunto italiano cayó en un Top 16 en el que partía como favorito. El Madrid y el Maccabi se encargaron de cerrarle el paso al cruce de cuartos. Este curso puede pasarle lo mismo.
El equipo sienés, reciente triunfador en la Copa italiana, afronta hoy el que parece como el cruce más sencillo de los tres que le quedan en esta segunda fase de la Euroliga. Recibe en el Palaestra a un Partizan prácticamente descartado, tras haber cerrado la primera vuelta del Top 16 sin conocer el triunfo.
"No tenemos margen de error, en el vestuario sabemos que tenemos que ganar cada uno de los partidos que nos quedan si queremos pasar a cuartos", reconocía ayer Milovan Rakovic, ala-pívot serbio llegado el pasado verano. Es sólo uno de los numerosos refuerzos que acometió la directiva para proporcionarle un plantel de garantías a Simone Panigiani, hombre de la casa, entrenador del conjunto transalpino desde mediados de 2006.
Por el momento el proyecto no ha cuajado. El Real Madrid, otra vez, y el Efes Pilsen tomaron ventaja en la primera vuelta. Mañana se enfrentan ambos en Estambul. Al Montepaschi no le vale con ganar hoy al Partizan. Deberá tener un ojo puesto en el duelo de los dos primeros clasificados de su grupo y después cumplir en sus enfrentamientos directos ante merengues y turcos.
En el otro partido que se disputa hoy, el Fenerbahce, líder invicto de su grupo y flamante campeón de la Copa de su país, visita la cancha de un desahuciado Zalgiris.