Samuel Sánchez
ciclista de Euskaltel-Euskadi
"Si tengo salud, sé que pelearé con los mejores y que ganaré alguna carrera, y de las gordas"
Samuel Sánchez, líder de Euskaltel-Euskadi dentro y fuera de la carretera, cumplió ayer 33 años. No piensa en su caducidad, sino en el podio del Tour, en ganar la Vuelta o el Mundial, en el cajón del Giro... Siempre desde la prudencia, su ambición no tiene límites. Y es contagiosa.
Oskar Ortiz de Guinea
Vitoria. Viendo su chispa sobre la bicicleta, su constante progresión y su ilusión, cuesta pensar que Samu afronta su duodécima campaña en Euskaltel. El tiempo vuela.
¿Qué recuerdos guarda de su debut en el equipo en 2000?
Muchos. Estos días que hemos estado en San Sebastián aún más porque aquella presentación fue en el Kursaal y recuerdo que estrenamos equipación y color: el naranja. Con 21 años, todo era nuevo para mí e hice realidad un sueño. También fue un año muy duro porque sufrí la muerte de mi madre, así que tuve de todo: alegría y mucha tristeza que me dejó al borde de dejar la bicicleta.
¿Imaginaba una trayectoria como la que está protagonizando?
Para nada. Si no es por Miguel (Madariaga) y su hijo Mikel, que me dieron la oportunidad, no estaría aquí. Si tengo esta trayectoria es fruto del trabajo, de la cabezonería y de creer en mí mismo. Tuve la ayuda del equipo, pero el resto lo hace el ciclista.
En sus inicios, ¿pensaba que el equipo llegaría hasta donde está?
Sí, porque cuando pasé viví todo el proceso de la invitación al Tour, el primer Tour, la victoria de Roberto Laiseka en la Vuelta, de cómo el equipo iba creciendo y la afición se enganchaba cada vez más. Lo que quizá no imaginábamos es que fuéramos capaces de hacer podio en la Vuelta, de estar a punto de ganarla, de hacer cuarto en dos campeonatos del mundo, de hacer segundo y tercero en el ProTour, de ganar una prueba de Copa del Mundo (Zúrich), de lograr tres podios en un monumento (Lombardía)? Eso no me lo imaginaba y es lo bonito de mi idilio con el equipo: yo he crecido con él y el equipo ha crecido conmigo.
El equipo cumple 18 años y lo hace en su mejor momento deportivo.
Eso te lo podré contestar a final de año. Ahora mismo supondría hacer un pequeño esbozo de lo que puede ser la temporada, pero el ciclismo es un deporte imprevisible lleno de factores. Podemos tener mala suerte o más lesiones de lo debido y que las cosas no salgan. A priori, es un año que se presenta bonito, pero hay que ser prudentes y ver las cosas a muy corto plazo, carrera a carrera.
Es evidente que mimbres hay.
Hay mimbres y hay bases. Podemos hablar con cierta autoridad porque se han hecho ya cosas y la base del equipo es la misma, aunque falte Beñat Intxausti, al que vamos a echar muchísimo de menos. A todos nos hace pensar que por qué no puede salirnos otro año tan bueno como 2010, pero el ciclismo es muy complicado y por ello pido siempre prudencia a todos: a la prensa, a Igor, a mí mismo? Cada año es diferente, y todos somos un año mayor. El ciclista se tiene que mentalizar que es un año mayor y que las cosas cada vez cuestan más, y asimilar esto cuesta un poco. Por ello, tranquilidad.
¿Es consciente de que es un año mayor, piensa en ello?
Cada año soy consciente de que me cae un año más encima, pero también me cae mucha más experiencia, que es muchísimo en este deporte. El saber hacer de cada año me lleva a mejorar un poco más, así que estoy orgulloso de ir cumpliendo años sobre la bicicleta.
Porque año a año va mejorando.
Por eso. Espero seguir subiendo muy poco a poco, aunque el listón está muy alto y solo con mantenerlo, vale.
Algunos ciclistas, al ser padres, afirman que les cuesta dejar a los pequeños en casa y salir a entrenar.
Yo lo llevo bien. Los críos disfrutan, y el pequeño es fan de su padre. Le gusta la bici y ya tiene una bicicleta con pedales con tres años que va a hacer. ¿Dejarlos en casa? Yo lo tengo asumido, pero ellos no. Primero, eres tú el que los echas de menos, y ahora son ellos los que lo hacen. Me está pasando algo curioso, porque ahora que he estado dos semanas fuera de casa, él no quiere hablar conmigo por teléfono. Creo que se protege y, como me voy, se enfada y no habla conmigo. Sin embargo, está todo el día preguntando a su madre por mí.
Siempre ha desechado otras ofertas para seguir de naranja. ¿Qué le aporta Euskaltel-Euskadi?
Sobre todo, la unión que siento. El color naranja es mi segunda piel. Desde que me puse el color naranja, mi vida cambió. Fue el color de mi primer maillot profesional y espero que sea el último. Siempre he dicho que solo lo cambiaría por el maillot de campeón del mundo u olímpico, que es el que llevo ahora. Pero me gustaría ganar un Mundial y correr un año con el arco iris pero con Euskaltel-Euskadi. Este equipo me da el equilibrio mental para estar a gusto y salir a trabajar todos los días cómodo. El proyecto económico-deportivo siempre ha sido el mejor que he tenido encima de la mesa.
¿Suele plantearse cómo sería la vida en otra formación?
No me lo quiero plantear, porque no me lo imagino. Sí hubo un momento el año pasado en el que me costó mucho imaginármelo, porque no sabíamos cómo iba a estar el equipo. Por la prensa supimos que tanto Miguel como Igor no sabían si iban a poder mantener a todos los corredores y me costaba hacerme a la idea de tener otro maillot, otros compañeros, otra filosofía, de no estar con mi gente, porque aquí tengo mi familia, como Tomás Amezaga, el mecánico, que me he quedado en su casa desde mi primer año aficionado y es como mi hermano mayor, que ha vivido todos mis triunfos, mis disgustos, mis lesiones? Está Miguel, que me ha visto crecer desde aficionados? Se me haría difícil no estar con ellos y no poder hablar con ellos. En cuanto el equipo tuvo el OK, nos pusimos de acuerdo rapidísimo.
¿Nunca se ha visto más fuera que dentro de Euskaltel-Euskadi?
¡No, no, no, no, no! Solo me he visto fuera cuando vivimos esa incertidumbre de saber si el equipo seguiría en condiciones de retener a la mayoría de corredores o no.
¿Y ahora qué se plantea para 2011?
Me dirán que soy repetitivo o qué poco pido, pero siempre pido salud. Sé lo que es sufrir una lesión, y para un deportista, para el que su profesión depende de su cuerpo, el sufrir una lesión es comerte la cabeza, no ver la salida del túnel, perder tiempo, querer correr para recuperarte y es lo peor, no estar tranquilo, descansar mal? Si tengo salud, espero mantenerme al nivel de los últimos años, es decir, saber que carrera a la que voy, voy a poder pelear con los de arriba, y ganaré alguna. Y de las gordas. Por eso, espero estar en la pelea del Tour, de País Vasco, de Lombardía, que me gusta mucho, como Québec o Montreal, donde estuve en 2010.
No parece que vaya a diferir mucho su temporada de la pasada.
No. Hasta el Tour está más o menos definida: empezaremos en Andalucía y haré París-Niza, Volta, Critérium Internacional, País Vasco y las clásicas están en el aire. Luego prepararé el Tour con Dauphiné o Suiza y el Campeonato de España. A partir de ahí, valoraremos qué hacemos.
El primer objetivo será País Vasco, aunque antes llegue la París-Niza.
Sí. En París-Niza hay que estar bien, pero en País Vasco quiero ir mejor porque es una carrera que se me da bien, en la que he ganado cuatro etapas y he subido tres veces al cajón, pero nunca llega la hora de ganar.
¿Qué nota le pone a su 2010?
Un ocho. Un ocho largo. Entregué todo lo que tenía, lo hice lo mejor que pude, sobre todo en el Tour, donde me bajaron del podio en la contrarreloj, donde Denis Menchov fue superior. Fallé en momentos clave, como la primera etapa de la Vuelta al País Vasco y en el Tour tuve un pelín de mala suerte. No me puedo reprochar nada, porque estuve en la pelea de las mejores carreras y al final de temporada estuve bien: en Canadá, en Lombardía? En el Mundial sí que quizá fallé un poco. Así que un ocho (sonríe).
La primera etapa de País Vasco, el podio del Tour, la etapa que le birló Schleck? ¿Se lamenta por lo poco que se le escapó el sobresaliente?
¡Ya sabía que se me escapaba algo! ¡La etapa de Schleck! Con eso y el podio final, el año habría sido redondo. Pero hay que dejar algo para otro año, y ¡a ver si toca en este!
De cien llegadas al sprint, Andy Schleck le ganará en una. ¿Le pesa aún aquel final en Morzine-Avoriaz?
Mucho? ¡Mucho! Yo aún veo la repetición y me digo jo, voy a ganar, y resulta que pierdo. Fue un exceso de confianza, iba acelerado, no quería que me cogieran de atrás, quería jugármela con él, conocía el puerto pero no la llegada y me precipité. Pero de los errores se aprende y hay que sacar lo positivo, que es saber lo que no tengo que hacer.
En 2010 fue al Tour pensando en ganar una etapa y estar lo más arriba posible en la general. Ahora, Igor habla incluso de podio?
Es complicado, e Igor lo sabe. A todos se nos llena la boca y hacemos declaraciones muy rápido de aspirar a lo más alto. Hay que ir con calma, como en 2010, que fuimos con la calma de mejorar lo que hicimos antes y mejoramos lo que hicimos en 2008. En 2011 intentaré mejorar lo de 2010, que es muy difícil porque ya es cajón y etapa. El Tour te pone en tu sitio, pero espero al menos pelearlo.
Ahora mismo, Contador y Menchov, primero y tercero en París, parece que no lo correrán... ¿Hace cuentas?
Para nada. Eso no me dice nada. Si no están ellos, estarán otros, como Vinokourov, Basso, Evans, Wiggins, los dos Schleck, Luis León Sánchez, Gesink, algún Movistar como Tondo? También estaré yo, pero ¡hay muchísimos! (ríe).
En los últimos meses le hemos preguntado mucho ya por Contador?
Soy sincero y franco y respondo igual: no quiero que se le sancione. Alberto es un ciclista que está haciendo historia, el mejor del mundo en carreras de tres semanas, y, como dijo Eusebio Unzue, no quiero que se cometa una injusticia con Alberto. Creo que ha argumentado muy bien su recurso, y hay que pedir paciencia. No se le puede hacer un juicio paralelo como se le ha hecho, porque es lo peor que se le puede hacer a un deportista. El ciclismo es de los pocos deportes en que se hace un juicio paralelo, que es lo que te lapida. Si, como parece, Contador acude al TAS, a ver qué pasa. Si no lo sancionan, mejor; y si lo hacen, no me gustaría ser tercero del Tour de esa forma. A mí lo que me habría gustado es tener en casa mi foto del podio de París al lado de Alberto y de Andy. Me siento como Andy, que no le gustaría ganar el Tour así.
¿El caso Contador refleja los problemas y miserias que tiene el ciclismo? Porque hablamos de su máxima figura, del mayor exponente del "nuevo ciclismo", de una sustancia que no es EPO ni una transfusión, de una cantidad ínfima que, al parecer, no mejora el rendimiento? Quizá en otros deportes un caso semejante se habría llevado de otra forma.
No lo sé. En el ciclismo pasa mucho: primero se te condena y luego, si demuestras que eres inocente y te absuelven, el daño a tu imagen ya está hecho y es irreparable. No sé por qué aquí se filtran noticias y la prensa o la opinión pública se entera antes que el propio ciclista. Sí que me gustaría que hubiera un hermetismo, y hasta que no se acabe un proceso con su veredicto final, no se filtre, porque el daño que se puede hacer a una persona es terrible. Hay que estar en su pellejo para vivirlo, y en ese sentido admiro a Alberto, por la entereza que está mostrando, porque sé lo que está entrenando, la ilusión que tiene y si ahora mismo tuviera que correr, estoy convencido de que ganaría la primera carrera. Otro ciclista parecido a él, que está entrenando todos los días y que también va como un avión es Alejandro Valverde. Está motivado y entrenando mucho para su vuelta, y cuando vuelva, volverá a ser el número uno, como él ha dicho (sonríe).
¿Qué ilusiones le quedan aún?
Muchísimas. Todas. Te estoy hablando de Alberto, que ha ganado el Tour, el Giro y la Vuelta, y si digo que a mí no me quedan ilusiones... Me gustaría ganar una Vuelta a España, que sé que la puedo ganar porque le tengo cogida la medida; subirme al cajón del Tour, no digo ganarlo porque es muy difícil; ganar un Mundial y poder estar en el cajón del Giro, o al menos ganar una etapa; tener una etapa en las tres grandes estaría bien.
Dice ganar la Vuelta a España, pero este año es muy probable que tampoco la dispute...
No lo sé. No puedo decir que no la vaya a correr, pero el Tour es el Tour y me voy a centrar en él. Después, según cómo lo acabemos, decidiremos si hacemos la Vuelta.
Es una Vuelta que viene a Euskadi...
Eso es lo que me motiva, hay etapas muy bonitas, kilómetros contra el crono... La Vuelta es mi carrera, he estado en el cajón dos veces y ganado cinco etapas. ¿Qué más puedo pedir? Ganarla, solo.
¿Piensa volver algún día al Giro?
Creo que sí. Igual el año que viene, porque es un año bonito. Está el Mundial, que es duro, y si haces Giro y Vuelta hay tiempo para recuperar entre una y otra carrera y luego hacer el Mundial a tope. Si, como parece, la Olimpiada es llana, porque es Londres y está Cavendish, podría hacer el Giro y después centrarme en la Vuelta y el Mundial. Pero es algo que hablo por hablar, porque primero quiero pensar en este año, para el que tengo mucha ilusión, y el que viene Dios dirá.
Samuel Sánchez sonríe entre Rubén Pérez (i), Daniel Sesma y Romain Sicard durante la presentación de Euskaltel-Euskadi en el Teatro Principal. El asturiano destaca la unión que palpa en el equipo. Foto: efe
sus frases
"Aunque echaremos de menos a Intxausti, hay mimbres para repetir lo de 2010, pero hay que ir con prudencia"
"Algún día volveré al Giro, pero este año me centraré en el Tour para mejorar lo de 2010, que sería cajón y etapa"
"Admiro a Contador por su entereza y no quiero que se le sancione; no quiero el podio del Tour así, sino en París"