EL sueñoromántico de 300 aficionados del Manchester United va cogiendo forma.En 2005, enrabietados por la venta del club de Old Trafford a losGlazer, adinerados empresarios estadounidenses, se embarcaron en laaventura de crear un equipo de barrio, el FC United of Manchester(FCUM), que hoy milita en la séptima categoría, el equivalente a unaSegunda Regional. El peculiar club ha revolucionado el fútbol inglés enla actual edición de la Copa con el episodio más emocionante en sus 130años de historia. Tras eliminar contra pronóstico al Rochdale, deSegunda B, en un partido televisado que ha enriquecido sus arcas paraunos cuantos años, le aguarda un nuevo rival de cara al próximo día 27,el Brighton. Y si la sorpresa vuelve a producirse, hay ya quienes sefrotan las manos con el posible siguiente cruce, dado que el bombopodría emparejar a estos Rebeldes Rojos con los Diablos de Ferguson. Morbo, fiesta y venganza.

El United of Manchester se niega a llevar publicidad en sus camisetas, tiene como cuota de socio una cantidad testimonial de 15 euros y sus seguidores son los mismos que acuden a animar en masa al conjunto de los Rooney y compañía con banderas y bufandas de color verde y amarillo -originarios de la entidad cuando ésta se llamaba Newton Heath-, también como manera de protestar contra los magnates. Una iniciativa que aplaudió el propio David Beckham. Es más, en sus planes de futuro está trasladarse al barrio de Newton, al norte de la ciudad, donde el ManU disfrutó de su primer campo en el siglo XIX, cuando el club estaba integrado por trabajadores ferroviarios.

Después de tres ascensos consecutivos (2006, 2007 y 2008), el FCUM accedió a la FA Cup al superar cuatro eliminatorias previas con el aval de gozar de asistencias a su recinto de hasta 6.023 espectadores en un partido ante el Gran Harwood City el 22 de abril de 2006. El duelo frente al Rochdale era de por sí una recompensa. En el estadio de Spotdale, con un aforo para 10.000 personas, 4.000 fueron del United, con las cámaras en directo de la ESPN. Y para su gozo, la alegría no pudo ser mayor cuando los desconocidos Nicky Platt y Jake Coterill adelantaron a los Rebeldes por partida doble. El rival apretó, igualó la contienda y acosó la portería de Ashton. Cuando el FCUM ya sólo podía achicar balones para tratar de forzar un partido de desempate, llegó la hazaña, y la locura, en el descuento. Al meta local Lillis se le escurrió el cuero de las manos por la lluvia y Michael Norton certificaba el milagro con el 2-3. La mayoría de hinchas del United of Manchester sabe lo que significa celebrar títulos de Champions y qué decir de entorchados en la Premier, pero el valor emocional de lo logrado provocó un delirio inconcebible en otro lugar que no fuera donde se inventó este deporte, y que trata la Copa y a los clubes más modestos como se merecen.

"glazers, no me podéis comprar" Karl Marginson, el entrenador -que antes fue futbolista del Macclesfield-, sólo acertaba a llorar abrazado a su mujer camino de la caseta, mientras desde la grada trasladaban cánticos a David Gill, director ejecutivo del Manchester United. Seguro que al propio Ferguson no le gusta cómo está creciendo el globo del FCUM, a cuyos impulsores en su día despreció. Son los mismos que en la final copera de 2005 vistieron de negro en Old Trafford anunciando cuáles eran sus intenciones. "Glazers, no me podéis comprar" es el soniquete que suena en el campo de Gigg Lane. El tiempo les está dando la razón en el apartado económico, al margen de presenciar, con tristeza en sus adentros, el bajón deportivo de los Diablos Rojos. De este equipo humilde ha dicho el histórico Eric Cantona que "tan sólo espero que este club tan especial siga creciendo y ojalá dentro de cincuenta años podamos estar hablando de un conjunto campeón de la Copa de Europa".

La aparición de Malcolm Glazer en escena fue una caza calculada. En marzo de 2003 compró el 2,9% de las acciones del ManU sin que casi nadie se diera cuenta. En junio de 2004 ya poseía el 20% en su bolsillo y en octubre del mismo año, con ya el 30% de las acciones bajo su control, el United respondió "sí" a su oferta de mayoría accionarial. Hombre de negocios puro y duro, nacido de padres lituanos en 1928, pasó sus años formativos en Rochester, una ciudad pequeña cerca de la frontera con Canadá. Su padre tenía una tienda de relojes y cuando murió en 1943, Malcolm se hizo cargo del negocio y empezó un largo periodo de expansión. En las oficinas de Old Trafford sus hijos Joel, Grant y Avran trabajan de cerca con el jefe ejecutivo, mientras que dos hijos más, Kevin y Edgard, así como su otra hija, Darcie, pertenecen igualmente al staff.

No es de extrañar la pesadumbre de estos hinchas con talante romántico que ya imaginan el escenario copero, aparcando su liga regional, donde se hallan en la zona baja de la tabla. Si entra el balón y la fortuna lo quiere, no tendría precedentes el despliegue mediático de cara a un cruce entre los dos United. ¿Diablos o demonios?