El pulso de Florentino Pérez debe ser tan firme como un roble, porque de otra forma no se explica cómo es capaz de firmar contratos destinados a la sección de baloncesto con la misma asiduidad y tranquilidad que un funcionario rubrica el más aburrido trámite burocrático. Messina pide, Valdano transmite mientras Antonio Maceiras y Alberto Herreros pululan por ahí y, finalmente, Florentino pone el sello para que el dinero fluya a borbotones con la escuadra del entrenador transalpino como destino, aunque sea en plena mitad de temporada. Y es que si las paredes de los despachos del Santiago Bernabéu hablasen, seguro que daría para un telemaratón. ¿Quieres un jugador de la NBA? Ahí tienes a Marko Jaric. ¿Prefieres a una futura estrella continental perseguida por los mejores clubes? Te regalo a Ante Tomic. ¿No te vale ese jugador al que pagamos más de un millón de euros por temporada y prefieres a otro más joven? Pues le damos la patada a Rimantas Kaukenas y fichamos a un exterior norteamericano que no ha pisado Europa en toda su vida. Todo es poco para que el Real Madrid intente luchar de tú a tú con el omnipresente Barcelona en los play off de la ACB.
El último movimiento del tablero merengue resulta, cuanto menos, increíble. Ayer, finalmente, la entidad madrileña anunció el fichaje de Morris Almond hasta junio de 2012, aunque se reserva una posibilidad de cortar al jugador al final de la presente campaña. La llegada de este alero, que procede de la liga de desarrollo estadounidense, implica la salida de otro. Y el elegido por Ettore Messina ha sido Kaukenas. Fichado en verano por una temporada y un jugoso contrato a pesar de sus 33 años, el alero lituano fue perdiendo protagonismo en los esquemas de su preparador, aunque sus 19 minutos y 8,3 puntos de media en la ACB no sea precisamente la estadística de un hombre desahuciado.
Sin embargo, el único jugador cuya camiseta cuelga en lo alto del pabellón del Montepaschi Siena -que podría regresar a Italia si fructifica el interés del Armani Jeans de Milán- no ha acabado de convencer al entrenador blanco, que quiere algo diferente... pero parecido. Un alero potente, físico aunque también anotador compulsivo como lo es Kaukenas. Un exterior joven, quizá más explosivo y contundente en defensa. En definitiva, un anti-Mickeal. Dispuesto a encontrar en cualquier sitio la horma del zapato que brilla con luz propia en el eterno rival, el Real Madrid ha cruzado el charco para hacerse con los servicios de Almond. Nacido en Georgia hace 25 años, este dos con alma de tres mide 1,98 metros y ronda los 98 kilos de peso. Procede de los Maine Red Claws de la liga de desarrollo americana, donde ha acreditado un promedio de nada menos que 26,8 puntos por partido. No acabó de cuajar en sus dos temporadas en los Utah Jazz -esa franquicia dirigida por el eterno Jerry Sloan en la que los jugadores de raza negra entran con cuentagotas- ni en su periplo en los Orlando Magic, así que probó suerte -con mayor éxito- en una competición menor, pues posee el récord de puntos anotados en un partido con 53.
Al menos, Morris Almond dispondrá de unas semanas de aclimatación antes de que comiencen los play off. En caso contrario, no hay problema. Messina volverá a llamar a la puerta de Florentino Pérez para poner sobre la mesa un nuevo nombre. Y que nadie tenga ninguna duda de que el presidente del Real Madrid le complacerá.