ERA el ambiente tan juguetón, tan de tobogán, tan pegadizo, que traspasó el patio y se instaló en rueda de prensa conjunta, barnizada de surrealismo no tanto por lo que dijeron los protagonistas en su papel de finalistas, sino por las condiciones en las que lo hicieron a cuenta de las sillas y su irresistible juego. Presidía la mesa Carlos Ruiz, director de Comunicación de Kutxa, patrocinador del campeonato, y a su vera se sentaban los pelotaris. Concluida su alocución, en la que anunció que Aritz Laskurain se había hecho con el torneo a la deportividad y tras los aplausos de reconocimiento, Kafka, o al menos su espíritu, tomó asiento. Quería retirarse Carlos Ruiz del centro y Gonzalez ocupó su lugar porque fue a él al que le lanzaron la primera pregunta a cuenta del material. Respondió Sébastien: "Estoy contento porque las pelotas no tienen tanta diferencia como en el partido que jugamos en Eibar. Las de ellos son más ligeras, con algo más de bote, pero el material no será excusa". Y Gonzalez se apartó de la silla central para volver a su sitio de origen, mientras que Carlos Ruiz ocupaba el medio. Y entre tanto, Zubieta argumentando que "las pelotas de ellos son más exigentes. De todas maneras hasta el día del partido no sabremos cómo va a reaccionar el material. A mí la que más me ha gustado ha sido una que han elegido ellos".
Xala, escorado, con ese aspecto de genio distraído que gasta, despejó la siguiente cuestión que le pedía su versión de la final, dos tonos por debajo de las voces anteriores, más enérgicas, a varias cuadras de los micrófonos, lanzaba su teoría. "El partido será difícil, Sebas es muy peligroso y creo que tendremos que trabajar mucho para poder ganar". Sostenía el lekuindarra que el hecho de compartir final con Gonzalez, era "muy bueno para Iparralde", mientras que Gonzalez, desde la otra punta, porque había abandonado su posición de mediocentro tras amagar con recuperarlo y Carlos Ruiz con dejarle el puesto, jocoso remataba: "Es bueno que dos franchutes estemos en la final. Es un premio. Je, je".
Argumentaba Sébastien que entre Xala y él "no hay secretos en la cancha, nos conocemos muy bien porque hemos trabajado mucho juntos". A Laskurain le preocupaban las características del Ogueta, "un frontón muy exigente porque la pelota coge mucho peso atrás y el frontis, al ser más bajo, tampoco ayuda para librar al delantero. Amoldarse bien será muy importante". Sobre las mismas coordenadas caminaba la opinión de Zubieta, primerizo "pero bien adaptado", según reconoció al esqueleto de la final. "Es el mejor frontón para el que ataque, en el sentido de que el que pega primero es como si pegara dos veces. Eso sí, es difícil coger altura y soltarle desde el 7, pero el que lo consiga tendrá mucho ganado".