LA temporada 2009 ha sido una de las mas convulsas en la historia de la Fórmula 1. Comenzó con la forma en que algunos equipos interpretaron el reglamento, continuó con las mentiras del británico Hamilton (Mclaren) a los comisarios del G.P. Australia, siguió con el enfrentamiento de la asociación de equipos (FOTA) con el presidente de la FIA, el británico Max Mosley, y finalizó con la denuncia del brasileño Nelson Piquet jr. y su accidente voluntario en Singapur 2008. Estos conflictos causaron las salidas de Ron Dennis de la dirección de Mclaren, de Mosley de la presidencia de la FIA y de Flavio Briatore, expulsado de Renault, y sancionado de por vida por la FIA por amañar el resultado de Singapur 2008.

Aprovechando el nuevo reglamento al límite, dotado de un reclamado doble difusor, declarado legal, y de una preparación del coche que comenzó antes que la de ningún otro, Brawn logró el doblete en la primera carrera con Button y el brasileño Rubens Barrichello y el británico se impuso en cinco de las siete primeras carreras, lo que le permitió dejar prácticamente sentenciado el campeonato. En los últimos diez Grandes Premios, sólo subió dos veces al podio, pero la ventaja que tenía le permitió proclamarse campeón del mundo a falta de una prueba y Brawn lograba el de constructores

El alemán Sebastian Vettel sumó cuatro victorias y finalizó segundo, pero los problemas mecánicos le impidieron luchar por el Mundial hasta el final. Al final, el KERS sólo fue utilizado por Ferrari y McLaren, mientras que Renault y BMW renunciaron al mismo mediada la temporada. La escudería italiana afrontó, además, la pérdida del brasileño Massa para los últimos ocho Grandes Premios, accidentado en Hungría al sufrir el impacto de un muelle desprendido del coche de Barrichello que le produjo la rotura del hueso superciliar del ojo izquierdo.

Ferrari intentó suplir la ausencia de Massa con la del séptuple campeón del Mundo Michael Schumacher, pero el alemán no estaba aún recuperado de su accidente de moto en el circuito de Cartagena. Lo mejor para Fernando Alonso en la temporada fue su fichaje por Ferrari para los próximos años, en los que tendrá como compañero Massa. El también español Jaime Alguersuari se convirtió en el piloto mas joven en debutar en Fórmula 1. Lo hizo en Hungría al volante de un Toro Rosso-Ferrari y lo hizo sin haber rodado con anterioridad ni un solo kilómetro.

Alguersuari no cometió ni un error en las cinco primeras carreras que disputó. En Japón superó la Q1 como en las otras dos pruebas restantes y realizó su mejor carrera, marchaba noveno, por delante de Fernando Alonso y al salir del segundo repostaje sufrió un fuerte accidente en la curva 130R.

el viejo "dottore" Por lo que respecta a las motos, el italiano Valentino Rossi (Yamaha) volvió a ganar el Mundial de MotoGP, el séptimo de su carrera en la máxima cilindrada y el noveno en el cómputo general, pero quedo meridiamente claro que el enemigo más incómodo lo tuvo en su propia fábrica, en el box de al lado, el español Jorge Lorenzo.

Rossi sabía perfectamente que Lorenzo podía ser un rival complicado, pero quizás en su fuero interno albergaba la esperanza de que tan solo el campeón del Mundo de 2007, el australiano Casey Stoner (Ducati), fuese el que le pusiese las cosas más difíciles y se equivocó. Desde el principio Stoner pareció que iba a ser duro de pelar con su victoria a las primeras de cambio en Qatar, pero sobre el podio, además de Rossi, ya estaba el joven e irreverente Lorenzo, que entonces acabó tercero, como si de una premonición de lo que iba a suceder a lo largo del año se tratase.

Y así fue, puesto que en la siguiente cita, en Japón, la posición más alta en el podio fue para el subcampeón mundial, que relegó a la segunda plaza a Rossi y vio a su compatriota Pedrosa (Honda), por primera vez sobre el podio en esta temporada.

Esa fue la dinámica de prácticamente todo el año, en la que destacó la baja todavía no explicada de Stoner durante tres citas (República Checa, Indianápolis y San Marino), por un extraño mal que casi todos atribuyen al exceso de presión que el mismo piloto se generó. Su regreso a la competición, cuando Valentino literalmente había sentenciado su noveno título mundial, fue verdaderamente espectacular, pues acabó segundo en Estoril, ganó las dos siguientes citas en Australia y Malasia y sólo una caída en la vuelta de calentamiento le apartó de una rotunda y contundente victoria en la Comunidad Valenciana.

Pero Rossi, con una temporada extraordinariamente regular al acabar sobre el podio en trece ocasiones, cinco de ellas como vencedor, apenas cometió dos errores, en Francia e Indianápolis, mientras el de Inglaterra, bajo una torrencial lluvia, lo salvó recuperando su moto de la hierba para lograr la quinta plaza en una carrera que supuso la primera y única victoria de su compatriota Andrea Dovizioso sobre la Honda oficial.

Mientras Lorenzo destacó con luz propia, distinto fue el caso de Dani Pedrosa, al que los innumerables problemas con su Honda a lo largo de la temporada le relegaron a un segundo plano en el que en ningún momento se encontró cómodo. Sete Gibernau regresó a la competición activa a bombo y platillo, pero pronto sonaron fanfarrias y hubo espantada de su principal patrocinador, lo que retornó al barcelonés al plácido descanso a mitad de la temporada.

Algo mejor, aunque no mucho más, le fueron las cosas a Toni Elías, del que se esperaba mucho pero al final cerró una discreta campaña con el tercer puesto de la República Checa como mejor resultado, mientras que un novato como Aleix Espargaró brilló sobre la Ducati de la escudería Pramac cuando se lesionó el italiano Niccolo Canepa.

Fue tal el lustre que le dio a la Ducati el español que se ganó la plaza del italiano para la siguiente temporada. Álvaro Bautista (Aprilia) debía ser la gran esperanza española del cuarto de litro, pero su inicio fulgurante se fue diluyendo con el paso de la temporada para verse relegado a la cuarta plaza, con Héctor Barberá (Aprilia), subcampeón del Mundo, como el mejor de todos sus compatriotas.

El japonés Hiroshi Aoyama conquistó el título mundial que defendía el italiano Marco Simoncelli (Gilera) y dio a Honda sobre una de sus motos, que se suponía privada y sin excesivas ayudas técnicas del primer fabricante mundial, el último galardón de los 250 c.c. Quien no falló, a pesar de algunos errores a lo largo de la temporada, fue Julián Simón (Aprilia), quien se hizo con el título mundial de 125 c.c. de manera clara y contundente en Australia, a dos carreras del final, lo que aún le dio más fuerzas para encadenar tres triunfos consecutivos que sumar a los cuatro que ya había conseguido con anterioridad.