miami. El escándalo del golfista Tiger Woods, su supuesto harén de amantes y actual crisis matrimonial, ha puesto su vida personal bajo el escrutinio y las estridencias de la prensa del corazón y espantado a varios de sus principales anunciantes. Su dañada imagen se ha deteriorado aún más en la últimas semanas y tres de los mayores patrocinadores de Woods (Gatorade, Gillette y Accenture) decidieron recientemente o bien prescindir de su carismática imagen o limitar sus apariciones en los programas publicitarios.
Pero no todos los grandes patrocinadores abandonan a Woods en el hoyo malo; así, en este culebrón morboso, la marca suiza de relojes Tag Heuer anunció ayer que mantendrá su contrato con Woods, una buena noticia para el deportista en un momento desesperado en el que no sabe muy bien cómo recomponer su dañada imagen.
"Él es el mejor en su profesión y respetamos su papel deportivo", señaló en un comunicado un portavoz de la empresa, quien precisó que los "problemas personales" de Woods no son asunto de la marca. De igual manera, Nike, que firmó en 2006 un contrato de varios años con el deportista, respalda a Woods, al que calificó como "el mejor golfista del mundo y uno de los mejores atletas de su era".
Pero lo cierto es que los escándalos de faldas y, quizá, esa suerte de fingimiento de vida modelo que representaba le están pasando una dolorosa y costosa factura. Woods, considerado por la revista Forbes el deportista más rico del mundo, con más de mil millones de dólares, afronta un doloroso y carísimo divorcio a raíz de las infidelidades que se han hecho públicas.