De nuevo con un ojo en el cielo por si la anunciada lluvia tenía a bien no sumarse a la fiesta, que por momentos lo ha hecho, Mendizabala ha vivido este sábado la última tarde de la vigésimo segunda edición del Azkena Rock Festival. De nuevo, un numeroso público, aunque algo menos masivo que el viernes, ha ido sumándose al recinto poco a poco, notándose en las caras de los que llevan tres días de evento que es necesario una cura de sueño cuanto antes mejor.
Aún así, aquí se ha venido a disfrutar y si hay que hacer uso del depósito de emergencia, pues se hace. Además, la jornada ha empezado con los gasteiztarras Entropía, que justo este 2024 cumplen diez años de andadura. Con su disco Eclipses bajo el brazo, el cuarteto ha desplegado su particular tela de araña, que ha sabido a poco en un concierto corto, algo habitual en este tipo de circunstancias.
Ahí ha empezado un maratón en el que el público se ha dividido entre ofertas bien diferentes entre sí. El más claro ejemplo ha llegado pronto con Moonshine Wagon en el tercer escenario y la reunión puntual de Pi. LT en el primero. Quienes se han quedado en este se han encontrado con lo evidente, que sobre las tablas han estado músicos con experiencia de sobra como para hacer lo que se les ponga por delante. Con Hil da jainkoa se ha visto incluso alguna lagrimilla de nostalgia entre alguno de los presentes.
Una agenda sin respiro
Mientras el cuarteto The Bank Robbers abría una de las carpas Trashville, el particular sello de Glen Hansard, artista singular como pocos, se ha hecho presente. El músico ha sabido adaptarse al formato festivalero pero sin perder su esencia. Eso sí, la suya es una de esas propuestas que o encanta hasta la médula o expulsa a quien no conecta. Por es ha habido unos cuantos que han buscado refugio en unos Detroit Cobras que han vivido tiempos mejores, aunque es innegable que el que tuvo, retuvo.
Además, al poco ha vuelto a Mendizabala Warren Haynes, seguramente uno de los mejores amigos del ARF a lo largo de su historia. La nueva visita ha respondido a las expectativas, más allá de que ha habido quien ha aprovechado el momento para escaparse a ver a Funtasmas en el Trashville. Vamos, como pasar de la noche al día.
La nueva versión de The Pleasure Fuckers se ha puesto de largo en un recinto en el que antes de que Sheryl Crow hiciera acto de presencia –ver crónica en esta misma página web–, ha aparecido la gran Mavis Staples, que a sus 84 años ha puesto a Mendizabala a sus pies. Portentosa actuación la suya para conducir el ARF hacia la oscuridad de la noche.