Llegará nuevo disco en septiembre y con él la consiguiente gira internacional, pero Greg Dulli conoce bien el asfalto de Mendizabala y en este 20 aniversario del Azkena Rock Festival no ha querido que sus The Afghan Whigs se perdiesen estar sobre el escenario grande del recinto, el mismo en el que, en un lateral, se está recordando al fallecido Mark Lanegan. Todavía permanece en la memoria el concierto que ambos dieron como Gutter Twins en el certamen de 2008. Fueron buenos tiempos.
En la esencia misma de The Afghan Whigs está el hecho de ser imprevisible e inclasificable. Dulli es un creador que no conoce fronteras, que ni quiere ni sabe caminar siempre por el mismo sendero. Así lo ha demostrado una vez más en Vitoria, en una ciudad que la banda ha pisado casi en exclusiva, porque no va a volver a encontrarse con el público hasta dentro de más de un mes, comenzando en Reino Unido un tour que parece interminable.
Un artista especial, una banda con músicos bien curtidos y ensamblados, y un repertorio para ir pasando por diferentes estilos sin que en realidad importe. Es cierto que tal vez no sea un grupo tan conocido por el gran público de estos lares y que unos cuantos en Mendizabala se hayan visto sorprendidos, incluso sin llegar a conectar. También por eso hay otros reclamos. Como en todo buen festival de género, hay que saber cuidar determinadas propuestas, aunque no sean de las masivas y más sencillas de compartir.
Bajo la mirada de Lanegan –¿qué podría haber pasado si él hubiera podido ser un invitado especial en este concierto?–, Dulli y los suyos han avanzado algo del siguiente disco –el propio creador ha declarado que el título del álbum, How Do You Burn?, lo puso el propio Lanegan–, han recordado viejas canciones y, sobre todo, se han sentido a gusto en un certamen del que todos ellos podrían ser espectadores habituales. Sin lugar a dudas.
Poco a poco, la noche se ha ido echando sobre el recinto. El que no se ha querido ir es el calor. Y en ese momento de tránsito, The Afghan Whigs han conseguido conectar de manera intensa con los presentes, más allá de que otros hayan optado por dejarse llamar por otras propuestas o hayan aprovechado para tomarse un respiro antes de seguir. Dulli ha tenido siempre a Lanegan presente. Esa huella no se borrará nunca.