Tras cumplir 41 años el pasado mes de abril e inaugurar un nuevo mural en Barcelona, la ilustradora Amaia Arrazola afrontó un verano intenso, también con la realización del que iba a ser su nuevo libro, el acompañamiento a una de sus últimas creaciones editoriales, Buenas noches Simón, y la participación en citas de relevancia como el Colors Urban Art celebrado en Estrasburgo hace un par de meses. Pero los planes presentes y futuros han quedado truncados. Ayer, la creadora nacida en la capital alavesa falleció a causa de un cáncer detectado hace poco más de un mes.
"Me decía mi primo que ya no se puede aspirar a más cómo vitoriana", sonreía Arrazola el año pasado al responder a las preguntas de este periódico tras ser seleccionada como ganadora del cartel de fiestas de La Blanca. Desde hacía ya varios años, Arrazola realizaba su camino personal y creativo desde tierras catalanas, pero su presencia en Gasteiz era habitual. Exposiciones en Zuloa y la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa se fueron dando el relevo con la realización de murales como el trinquete de Los Astrónomos.
Este verano, Arrazola también estuvo en su ciudad natal para tomar parte en una de las actividades programadas por el Ayuntamiento de Vitoria dentro del programa Eco-distrito Emprendedor. Fue un de sus últimas visitas, por lo menos en el plano profesional, a Gasteiz. Queda ahora el eco de títulos como Wabi Sabi, Totoro y yo, y El meteorito... son solo algunas de las referencias indispensables dentro de una trayectoria personal y profesional que ha terminado demasiado pronto.
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