Marisol Sagastizabal y Susana Torbellino Teruelo muestran en el centro cívico Zabalgana ‘Trazos vitales’
Dibujo y escritura dialogan con el público en la exposición
“Soy una persona normal, que va por aquí con su carro, limpiando, y ahora, de repente, veo mis dibujos expuestos. Es algo muy bonito para mí”. Esta vez, Marisol Sagastizabal está en el centro cívico Zabalgana en su papel de artista. Su primera exposición, Trazos vitales, se puede visitar hasta este 6 de enero de 2025 en un lugar que, al mismo tiempo, es donde trabaja. Sus creaciones dialogan, además, con los textos escritos para la ocasión por parte de Susana Torbellino Teruelo. Todo ello desde y en la capital alavesa.
En realidad, ambas se conocen desde hace poco tiempo, pero la conexión ha sido inmediata en el plano artístico, pero sobre todo personal. Por eso no descartan que este diálogo que ahora se comparte con el público pueda tener desarrollo en el futuro. Lo más inmediato, eso sí, pasa por una muestra. “Si vamos a pedir algo es que la gente conecte, que se detenga” por un momento ante las obras y se deje llevar, describe la escritora.
El diálogo entre ambas creadoras, que no se descarta que tenga continuidad, se puede visitar hasta el 6 de enero
“Igual alguien que sepa algo de pintura o dibujo, viene y dice: pues vaya. La intención es que quien venga salga de aquí con una sensación bonita, de que le ha gustado, de que ha visto o leído algo con lo que se ha sentido identificada”, añade la artista, que usa de manera fundamental el negro y el blanco para crear, aunque en algunos casos también otros colores piden protagonismo.
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Creadora autodidacta
Recuerda Sagastizabal que el dibujo siempre ha estado presente en su vida. En sus piezas “no hay significados concretos”, sino expresiones de su creatividad, una forma de hacer que ha ido aprendiendo y construyendo de manera autodidacta.
Con todo, ninguno de sus compañeros de trabajo sabía de esa otra faz. Todos, eso sí, acudieron a la inauguración. “Un poco de cachondeo sí que hay, pero bueno...”, dice con una sonrisa. “Me da un poco de vergüenza”, también cuando está trabajando en el centro cívico y se da cuenta de que algunas personas que están viendo la exposición, ve el cartel donde está su fotografía y la reconocen.
“Si vamos a pedir algo es que la gente conecte, que se detenga” por un momento ante las obras y se deje llevar por la propuesta
Cuando se marchan, ella se acerca al libro de visitas que se ha colocado a la entrada de la exposición para ver si alguien ha escrito algo. “Me pongo feliz”, admite. Y eso que hasta casi el último momento, ella estuvo pensando en no hacer la muestra. Pero no pudo resistirse, sobre todo ante el empuje de Idoia Aguirre, técnica de Cultura del centro cívico.
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El impulso
Ambas se encontraron un día en Elkar. Sagastizabal estaba comprando material para hacer unos dibujos y fue así como Aguirre se enteró de su vena artística. “Cuando le enseñé lo que hacía me dijo que me iba a reservar fecha para exponer. No me lo podía creer”. Fue también la técnico quien puso en contacto a la dibujante con Torbellino Teruelo, quien no dudó ni un instante en sumarse a la propuesta.
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“Hay algunos textos que yo ya tenía aunque lo que he hecho ha sido enfocarlos a sus dibujos. Otros han nacido a raíz de observar su obra”, añade Torbellino Teruelo, quien describe que, desde la apertura de la muestra, “hemos recibido ya muchos regalos” en forma de reacciones del público.