Hace ocho años, en el antiguo Stonehead, se celebró por todo lo alto un KepaFest. La excusa perfecta fue que Kepa Mendizabal Ascasibar cumplía aquel 8 de noviembre 40 años. “Siempre lo recordaba como el mejor día de su vida”, recuerda Izaskun Álvarez Gainza, su mujer. La música era un eje básico en la vida del gasteiztarra. De hecho, su último día sobre este escenario que es la vida estuvo viendo un concierto de mediodía. Eso pasó a finales del pasado mes de junio. Ya en el tanatorio surgió la idea de volver a hacer un KepaFest. Dicho y hecho. Eso va a suceder este mismo viernes con Hell Dorado como punto de referencia.

En concreto, será a las 19.00 horas cuando se abran las puertas del particular infierno de la calle Venta de la Estrella, donde todavía quedan algunas pocas entradas a la venta. Las actuaciones estarán protagonizadas por Txikis Band –donde coinciden miembros de Dead Sequoia, I Think Soul, Los Misterios, Bronze, Tutan Come One y La Reverso–, Susterbaks –compuesta, entre otros, por Xabier Mendizabal, hermano del homenajeado– y Paniks, una de sus bandas favoritas. Además, no faltará el sello de los Dj invitados: Bildotsne, Swinging Mammy-O, Mindre Folklore, Bilba Grotbill, Grisi, Rock-A-Kolo, Double Trouble, AK Pinchadiscos, Rata Jones y Fernando Acapulco.

El regalo necesario

Así que coincidiendo con el que debería haber sido el cuadragésimo octavo cumpleaños de este “melómano y fetichista musical” que dedicó su vida a la música “colaborando con grupos locales y dando soporte a distintas bandas en sus trabajos”, la intención es compartir un momento de recuerdo y celebración. “La despedida fue muy emocionante y aunque fue como un cierre muy bonito, a todos se nos quedó la sensación de que necesitábamos hacer algo como retomar el KepaFest y demostrarle a Kepa el amor que sentíamos”, apunta su hermana Garbi Mendizabal Ascasibar.

Kepa Mendizabal Ascasibar Jon Usual

“También es una manera de pasar el duelo y el trago”, apunta Oliver, amigo de Kepa que, como Kouk, ya estuvo involucrado en aquel primer KepaFest. “Todo sale del cariño que le tenemos”, describe en torno a la veintena de personas que está involucrada en la organización del evento. “Era una persona a la que le hacía muchísima ilusión la música y los amigos, y hacer esto es devolverle todo lo que nos dio”, añade Álvarez Gainza. Lo que se saque de la venta de las entradas y del merchandising especial que se ha realizado se destinará a cubrir parte de los gastos. El resto lo asumirá la familia.

“La primera vez que le vi pensé que era crítico musical o algo vinculado. Pues resulta que era ajustador mecánico”, sonríe su mujer

En este “fiesta de celebración del cariño hacia Kepa”, de todas formas, se ha querido reducir el aforo máximo que puede alcanzar Hell Dorado. La intención es quien acuda pueda compartir el momento en las mejores condiciones y sentirse a gusto con todas aquellas personas que quieran recordar a Kepa. Un homenaje que no se descarta repetir en el futuro. Paso a paso.

“Muy buen tipo”

Recuerda su mujer que “en él, para todo había una música” ya estuviera limpiando o haciendo lo que fuese. Tal vez por que “la música era parte de su estructura vital”, la primera vez que “le vi en Hondarribi pensé que era crítico musical o algo vinculado. Pues resulta que era ajustador mecánico”, sonríe. “Era un genio en un taller, un fenómeno que aportó a mucha gente”. 

Paniks Cedida

“La música para prácticamente todos nosotros en la cuadrilla de amigos es troncal y en la vida de Kepa era así también. De hecho, mucha gente que va a venir de fuera es porque le había conocido en conciertos. Era muy buen tipo, muy buena gente. Te daba mucho y disfrutábamos mucho de la vida con él”, explica Oliver. Claro, las anécdotas son miles. “Era una persona con la que siempre te lo pasabas bomba. Ibas a Hell Dorado y Kepa conocía a todo el mundo, todo el mundo le saludaba. Era así a todos los sitios a los que íbamos”, dice Kouk.

“La música para prácticamente todos nosotros en la cuadrilla de amigos es troncal y en la vida de Kepa era así”

Él recuerda, por ejemplo, aquella vez que se fueron a un festival de música en Portugal y cómo tras una primera visita de Kepa a una de las barras, “volvimos tras un concierto y todo el mundo le conocía ya. Y él les hablaba en portugués aunque no tenía ni idea”. Por eso es fácil comprender cómo, desde que se conoció su fallecimiento, sus perfiles en redes se llenaron de “mensajes de gente que coincidió con él en momentos puntuales y que guarda muy buen recuerdo”.

Por supuesto hay alegría por esas reacciones y emoción por la celebración de la fiesta musical del viernes. Pero es indudable que la preparación tiene una carga personal e íntima que ni se puede ni se quiere obviar. “Está siendo duro a ratos. Por ejemplo, cuando estuve buscando fotos, la verdad es que fue complicado”, comenta Oliver. Es una energía no fácil de gestionar siempre, pero también “nos está sirviendo para montar todo esto”, asegura la mujer de Kepa.