¿Cómo valora la edición que llega?

–Si no la valorara bien, tendría un problema (ríe). Nos pasamos un año preparando la siguiente edición y siempre pensamos que es buena. Es verdad que esta tiene una serie de indicadores que hacen pensar que puede ser una edición un poco especial. Por un lado, la cantidad de cineastas de prestigio que están en la competición. Somos el último de los grandes festivales del año, eso nos dificulta, a veces, tener grandes nombres, pero este año sí que hay muchos grandes nombres. El otro indicador, tal vez importante, es que tenemos muchos rostros conocidos que van a aportar glamur.

Lo que no es habitual es que no se conozca aún quiénes conforman los jurados.

–Nos ha pasado en alguna otra ocasión. Los jurados están todos cerrados menos el oficial. Lo que ocurre es que nos gusta sacarlos todos a la vez. Es sencillo, el presidente del jurado no lo tenemos todavía. No es tan raro. Solemos empezar en abril o mayo a buscarlo y puede ocurrir que de pronto hablas con alguien muy importante que te pide que le des tiempo. Pueden pasar dos meses hasta que te dice que no puede. También puede ocurrir que alguien muy importante pueda decirte que puede pero, a los 15 días, te dice que le ha salido un rodaje. Esa serie de concatenación de circunstancias ha hecho que aún no lo tengamos. Y, claro, no vale cualquiera. Espero que mañana podamos ya anunciarlo.

¿Llegará Glenn Close a dirigir el jurado oficial tal y como se anunció hace un par de años?

–Sí, pero está metida en muchísimos proyectos. Tenemos una relación estupenda con ella y, al igual que otros Premios Donostia, quiere ser presidenta del jurado. Acabará siéndolo pero no ahora, sino dentro de, quizá, cuatro años.

La gestión de los Premios Donostia será parecida.

–Hemos intentado que Cate Blanchett fuera Premio Donostia en muchas ocasiones, pero tiene que coincidir el momento. Ocurre lo mismo con Pedro Almodóvar. Obviamente, se lo hemos ofrecido en otras ocasiones, ¡cómo no se lo vamos a ofrecer! Si hay alguien en el Estado que lo tiene que tener, es él. Pero nunca ha podido hasta este año que se han dado una serie de circunstancias que lo han favorecido.

Parece que el Premio Donostia se adelantó al León de Oro que acaba de recibir en Venecia por ‘La habitación de al lado’.

–Es casualidad que coincidan las dos cosas, pero no es casualidad que sea el León de Oro. Solo hay que ver la cantidad de festivales que han seleccionado La habitación de al lado. Estas cosas es difícil decirlas: no sé si es la mejor de entre las últimas películas que ha hecho pero, desde luego, a mí es la que más me ha emocionado, creo que es una película muy emocionante. Que Julianne Moore y Tilda Swinton quieran trabajar con él dice mucho de quién es Almodóvar.

Tilda Swinton, que parece que en el último tiempo se ha convertido en musa de Almodóvar, estará por partida doble, también en Sección Oficial con ‘The End’, de Joshua Oppenheimer.

–Entregará el Premio a Almodóvar, aunque no podrá presentar The End porque tiene un rodaje. Este año tenemos unas películas con unos castings increíbles. No todos vienen, claro. Por ejemplo, Cónclave tiene a Ralph Fiennes y a Stanley Tucci, que no vienen porque están rodando. Otro que sí viene es Andrew Garfield, aunque sin Florence Pough, que también está rodando. Con la llegada de las plataformas, los actores y actrices están mucho más ocupados y cuando tienen tiempo libre quieren descansar, no viajar a festivales. Cada vez cuesta más conseguir miembros de jurados, a los que no pagas pero cuidas bien, que quieran pasar once días viendo tres películas al día.

Costa-Gavras, Oppenheimer, Albert Serra, François Ozon, Diego Lerman, Audrey Diwan... ¿Estamos ante la mejor Sección Oficial de los últimos años?

–Es probable que sí. El proceso de selección es muy endogámico. Todo el equipo ha visto alrededor de 5.000 películas y llega un momento en el que dudas de si esa película que crees que es una joya, realmente lo es. O al revés, que pienses en descartar una película de un director importantísimo, y te entre la duda de que te estás equivocando porque, quizá, es un peliculón. Las que optan a la Concha de Oro y han pasado antes por Toronto o Telluride están teniendo muy buenas críticas. Hard Truths, de Mike Leigh, la han puesto muy bien, y la de Oppenheimer, The End, también, aunque la crítica es más dividida porque dura tres horas y es un musical. A mí me gusta, pero reconozco que es compleja. Otro ejemplo, On Falling, de Laura Carreira: es una película que nos encanta y ha sido saludada como una de las películas del año. Es una obra pequeña, de cine social, y ya hay quien habla de que Carreira es la Ken Loach del futuro. Creo que probablemente tengamos la mejor selección de los de los años que yo llevo dirigiendo el Festival, desde luego, la que más apetecerá ver a un cinéfilo.

Desde la pandemia existe una opinión compartida de que el nivel de la Sección Oficial ha ido ‘in crescendo’.

–Puede ser. Creo que hay productores y distribuidores que confían mucho en el Zinemaldia. Por ejemplo, tenemos Emmanuelle en prèmiere mundial y poco después se estrena en Francia. Son las fechas perfectas. Se presenta, además, inaugurando y a concurso. Vincent Maraval, de Goodfellas, decía que tras haber inaugurado el año pasado el Zinemaldia con la película de Miyazaki que más dinero ha hecho, ¿por qué cambiar? Han decidido repetir la operación. Además, con el encuentro de inversores el mundo de la industria está mucho más fuerte en el Festival. Eso ayuda a que haya gente que haya descubierto el Zinemaldia como, por ejemplo, A24, la gran productora de moda. Vivir el momento, la cinta de clausura, creo que es el mejor melodrama comercial del año y auguro que va a funcionar como un tiro. Es de StudioCanal, la compró A24 y decidió que pasase antes por Toronto y luego por Donostia, donde tuvieron a concurso el año pasado el debut de Raven Jackson. Siempre pasa lo mismo con los americanos. Se encuentran con un Zinemaldia más grande de lo que imaginaban y con mucha más gente de industria de la que esperaban. En los últimos años siento al Zinemaldia muy reconocido a nivel internacional.

Hablando de ‘Emmanuelle’, ¿es verdaderamente una película erótica?

–Soy un enamorado de esta película. Sabes que yo he escrito bastante sobre erotismo y cine, que es un tema que me interesa. Tiene erotismo, sí. Era muy difícil hacer una aproximación a Emmanuelle. Ahora no sé pero, cuando empezó el proyecto, Audrey Diwan no había visto la versión que hizo Just Jaeckin en 1974. Lo que sí conocía era la novela de Emmanuelle Arsan, que es muy interesante porque creo que para su tiempo fue una novela adelantada y bastante feminista, aunque nunca quedó claro si la escribió ella o su marido, porque cuando se publicó lo hizo bajo seudónimo.

¿Y cómo es la versión de Audrey Diwan?

–Lo bonito de la película de Diwan, que es una mujer muy inteligente, es que es una película sobre el deseo desde el punto de vista de una mujer, centrada en su deseo y sobre algo que últimamente me da la impresión de que se olvida, el consentimiento. Soy un gran fan y defensor de la ley del si es sí, pero no podemos olvidar que la mujer no solo es alguien que tiene que consentir, también es una persona que desea y que, a veces, también tiene que pedir consentimiento. Obviamente, hay razones para que esto se olvide: las violaciones, las agresiones... Pero no lo olvidemos, porque las mujeres son seres adultos que desean igual que los demás. A mí me parece una película muy inteligente y hermosa, intencionadamente muy fría, pero que esconde mucho fuego dentro: es el viaje de una mujer que, a través del deseo, va a cambiar su vida. Es una película erótica mucho más sutil que la de Just Jaeckin, pero a mí me ha resultado muy erótica y muy excitante. Y tiene una media hora al final bellísima, que la convierte en una piedra muy política. Creo que la recepción va a ser dividida pero es una película de la que se va a hablar.

Muchos esperábamos ‘Marco’ en la Sección Oficial.

–Marco ha tenido la suerte de ser seleccionada en Venecia. Donostia es su casa pero creo que es bueno para nuestro cine que salga de su casa de vez en cuando. Y su casa siempre la puede recoger porque para eso está Perlak. Creo que el viaje de Marco ha sido perfecto.

Marco’ clausurará Perlak en un Velódromo que se prevé una fiesta

–Recomendaría a la gente la dupla de películas del último día del Velódromo: Marco, por un lado, y luego Vivir el momento. Además, asistirá Andrew Garfield. Y hay una coincidencia bonita. Su director, John Crowley, estuvo hace años en New Directors y la actriz, Florence Pugh, saltó a la fama con Lady Macbeth, que compitió por la Concha de Oro. Se trata de dos personas que, de alguna manera, comenzaron su carrera en el Zinemaldia.

Johnny Depp parece abonado al Zinemaldia.

–Tenemos muy buena relación con él. Nos está muy agradecido, como él decía, no de haber dicho que no era un maltratador, sino de haber defendido su presunción de inocencia. Siempre que ha venido a Donostia solo puedo hablar maravillas: es un hombre amable, educado, muy tierno, muy dulce y que cuando cenas con él dice cosas muy inteligentes sobre el cine.

Viene con su segunda película como director.

–Su película, Modi, nos gustó, pero está fuera de concurso porque es muy especial. Además, él ha sido Premio Donostia muy recientemente. Es una película sobre las últimas hora de Modigliani en el marco de la I Guerra Mundial muy loca, muy libre, tal y como es el propio Depp.

Este año lo que parece que no va a haber es polémica. Por ahora, al menos...

–(Ríe) Cruzaremos los dedos. No creo que vaya a haber grandes polémicas este año y me alegraré. De verdad que no las busco. A mí lo que me afectan mucho son las que tienen que ver con víctimas del terrorismo, lo paso mal. A veces tengo que salir a hablar y no quiero herir a ninguna víctima. Es gente a la que tenemos que cuidar y que tienen que tener nuestra solidaridad y nuestro apoyo pero, ojo, su condición de víctima, de un lado o de otro, no les da automáticamente la razón.

Quizá la película de Albert Serra en Sección Oficial, ‘Tardes de soledad’, sobre el torero Andrés Roca Rey, traiga alguna.

–Espero que no, pero si la hay me afectará menos al corazón. Hay gente que en las redes ya me ha llamado asesino por poner la película. No lo entiendo muy bien. Yo no me voy a posicionar sobre la tauromaquia por respeto a la propia película. Es una aproximación artística al mundo de los toros. He intentado analizar si es a favor o en contra y es que, realmente, no lo sé. Es una película de Serra, un acercamiento artístico a un mundo que no es el mío, porque nunca he ido a los toros, pero a partir de ahí no tengo mucho más que decir. Yo hablo de cine, no voy a hablar de toros, por lo menos ahora. Cuando acabe el festival no tendré ningún un problema de dar mi opinión si alguien me la pide, pero ahora creo que no debo establecer una polémica sobre qué opina el director del Festival sobre los toros.

Dice que no le gusta la polémica pero han programado ‘Los Williams’ para estrenar Zinemira.

–Esa polémica me hace gracia (ríe). Que no se enfaden los de Bilbao porque en Donostia tengamos la prèmiere mundial del Los Williams, aunque creo que nos han devuelto porque en el trailer aparece uno de ellos marcando un gol a la Real Sociedad. Alguno ya me ha llamado la atención desde el humor. Creo que las polémicas sobre fútbol aquí, en el 95% de los casos, son desde el humor.

Este año vienen grandes nombres. ¿Afectará a la economía del Zinemaldia?

–Este año vamos a gastar bastante más en viajes y en hoteles, va a ser un festival más caro. Pero hemos tenemos acceso a un aporte extra del Ministerio gracias a unos fondos europeos que nos va a permitir asumir esto. Probablemente el año que viene no podríamos asumir un festival como el de esta edición.

¿La cuestión económica le quita mucho tiempo?

–Llevo años que la mayor parte de mi tiempo lo dedico a temas políticos y económicos. Yo vengo de la empresa privada, de haber trabajado diez años en la Caja de Ahorros Municipal, tengo formación financiera. Una de mis obsesiones cuando llegué al Zinemaldia es que esto funcionará como una empresa seria. Somos cultura, pero somos una empresa. Nuestro único objetivo no es económico, pero también los tenemos.

¿Cómo cerrarán el ejercicio?

–De una cosa que me siento muy orgulloso es que en doce años no hemos hecho un duro de déficit y hemos pasado por una pandemia, por el final de una crisis por una inflación brutal, por la guerra de Ucrania y Rusia, y ahora por Gaza. Creo que este año también lo cuadraremos con ese aporte extra que comentaba. El Zinemaldia va a crecer un poco, va a tener más glamur pero también más gastos.