Este martes 20 de agosto, Sabin Salaberri va a celebrar su 90 cumpleaños de una manera muy especial. A media tarde, un coche de 1929 facilitado por Araba Classic Club recogerá al músico, compositor y director de Aramaio en el centro de la capital alavesa para conducirle hasta la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa. Allí, a las 19.00 horas, se inaugurará de manera oficial la exposición Notas de color, una muestra en la que siete artistas de Álava se unen para homenajearle gracias a la iniciativa de la asociación cultural Inspirarte.
Hasta el 2 de octubre, las miles de personas que cada día acuden al espacio del parque de la Florida van a poder acercarse a las creaciones de Ana Díaz de Espada, Blanca Abajo Alda, Zirika, Amaya Camoeiras, Karol Fernández Arberas, Susana Camoeiras y Marijo Lojo Escalante. A sus obras, además, se unen fotografías de Salaberri a lo largo de su vida.
Ignacio Aldecoa recupera su espacio expositivo
Han pasado más de diez años. La crisis económica, la desaparición del Proyecto Amarika y las necesidades espaciales aducidas por entonces por la Diputación, hicieron que a principios de la pasada década, la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa perdiese su espacio expositivo. En los últimos años, la institución foral y el centro han intentado recuperar una programación estable de muestras, que se ha ido desarrollando en varios pasillos del edificio del parque de la Florida. Sin embargo, es ahora cuando Ignacio Aldecoa confirma su intención de recuperar un espacio digno para el arte. Lo hace de nuevo en su zona de acceso. Además, la intención a futuro no solo pasa por tener una programación de exposiciones. También se quiere contar con capacidad para producir muestras propias, todo ello con la mirada puesta en el sector artístico del territorio alavés.
"La música de Sabin Salaberri y su trayectoria como compositor y como una gran persona nos han inspirado para crear esta exposición", una propuesta que también se lleva a cabo junto a la agrupación Celedones de Oro, con quien se está llevando a cabo un documental sobre la vida del propio autor de Aramaio.
Desde sus propias palabras
Fue en las pasadas navidades cuanto este proyecto se puso sobre la mesa. Desde entonces, la implicación de las y el artista participante ha sido total, aunque "el gran problema ha sido encontrar un espacio expositivo. En Vitoria no hay casi", recuerda Marijo Lojo, quien subraya la oportunidad que supone el hecho de haber encontrado la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa. El centro, dirigido por Enrique Uriarte, abre con esta muestra una nueva etapa, ya que recupera la zona para el arte que hasta principios de la pasada década tenían en su zona de entrada.
Es ahí donde se despliegan las obras creadas para la ocasión, piezas nacidas en la intimidad de cada taller pero que tienen un punto de partida común: una conversación mantenida con el propio Salaberri la pasada primavera. De ese encuentro con él llevado a cabo en las instalaciones de Círculo Vitoriano, cada artista se quedó con un detalle, una sensación, un pensamiento... una chispa para las piezas producidas.
Fotografía, pintura, escultura... distintas formas y fondos se unen en un trabajo en el que la música, sin sonar, está más que presente. Lo hace sobre el cielo de Aramaio o a través de la propia figura de Salaberri. También a través de la representación del silencio y de las composiciones que nunca llegaron a ser. Se resaltan además cuestiones, elementos y conceptos que para el homenajeado son importantes, desde el euskera hasta los órganos, por poner dos ejemplos.
Un reconocimiento más que merecido
No es la primera vez que la figura de Salaberri recibe un homenaje. A buen seguro, tampoco será la última. Pero es verdad que en este caso, no llega del mundo de la música, sino desde el arte contemporáneo. "Es un reconocimiento por nuestra parte hacia una persona muy importante para Álava, un homenaje más que merecido", apunta Lojo, responsable de Inspirarte.
A Salaberri la música le acompaña desde que era un niño. Dejó su Aramaio natal para acudir al Seminario de Vitoria, donde se licenció en Teología, se especializó en Historia y cursó estudios musicales. Titulado Superior en Piano y Composición, autor de la tesina Vicente Goicoechea y Errasti, renovador de la música religiosa española, en 1960 fue nombrado director de la Schola Cantorum del Seminario. Poco después, también se encargó de llevar los mandos del, por desgracia, recientemente desaparecido Coro Araba.
El camino en la música también discurrió en paralelo a su labor docente en centros como Olabide, el Conservatorio de Música Jesús Guridi y la Escuela Municipal de Música Luis Aramburu. Miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País y Eusko Ikaskuntza, en 1999 fue declarado Hijo Predilecto de Aramaio y en 2006 la asociación Celedones de Oro le concedió su premio anual.
Ahora, mientras esta última entidad elabora un documental sobre su vida y trayectoria, Salaberri ve cómo el mundo del arte le rinde desde este martes un sonoro homenaje. Una puesta en valor que cualquier persona que se acerque durante estas semanas a Ignacio Aldecoa va a poder ver y compartir.
