Dice que no para de aprender. Ahora, de hecho, está concentrado en mejorar al piano. Pero Pancho Varona lleva más de cuatro decenios enseñando. Una carrera a la que mira desde la gira Punto y seguido, que este domingo 7 llega a la capital alavesa. La cita es en la sala Urban Rock Concept, que abrirá sus puertas a las 19.30 horas, quedando algunas entradas disponibles. “Mi madre era vizcaína pero siempre decía que Varona era apellido alavés; que incluso hay una torre, la de los Varona. Así que este concierto es como volver a casa”, ríe.

Con la carrera que lleva usted se podrían hacer mil repertorios distintos para un concierto. 

–(Risas) Sí, se pueden hacer unos cuantos. De hecho, tengo dificultades en cada concierto para elegir qué canto. Siempre hay seis o siete canciones que no pueden faltar porque la gente las pide, con todo el derecho del mundo. Pero luego, con el resto, sí que dudo en qué elegir. Es un poco dolor de cabeza. Bueno, ¡bendito dolor de cabeza! (risas).

Esas canciones que sabe que tiene que cantar si quiere salir vivo de la sala son... 

–(Risas) Hay unas cuantas: Y sin embargo, La del Pirata Cojo, Contigo, Peces de ciudad... O No me importa nada que hice para Luz Casal. Son canciones que entiendo a la perfección que no pueden faltar.

“Nunca he sido cantante. Me limito a hacer lo que puedo. Sobre todo, me considero autor de canciones y un buen viajero”

Aún con todo, no para de componer nuevos temas. 

–Hubo una época en la que me cansé un poco de componer. Tras mi separación de Joaquín Sabina hace un año y medio aproximadamente, pensé que tenía que retomar otra vez la composición para que la gente viera que seguía haciendo cosas y que aquello era, justamente, un punto y seguido. En eso estoy justamente. Estoy más vivo que nunca en este aspecto.

Pancho Varona Cedida

Muchos Varona en uno

¿Pero cómo se llevan el compositor, el guitarrista, el cantante, el productor y la persona? 

–Lo que más me gusta ser en la vida es viajero y viajo mucho (risas). Como viajero soy bastante bueno. La producción ha dejado de interesarme, la verdad. El proceso de estar encerrado en una especie de cueva, tanto tiempo escuchando una y otra vez la misma canción, es complicado. Es para gente especializada que ama mucho el estudio. Yo pasé tanto tiempo en los estudios de grabación en los años 90 y 2000, que terminé cansado de la producción. Prefiero emplear ese tiempo en viajar y componer cosas nuevas. Y cantante nunca he sido (risas). Me limito a hacer lo que puedo. Sobre todo, me considero autor de canciones y un buen viajero.

¿Es consciente de lo importante, a nivel personal e íntimo, que son algunas de sus canciones para muchas personas? 

–¿Sabes cuándo me he dado cuenta de eso? A partir de las redes sociales. Cuando éramos más jóvenes, sí, había conciertos con Sabina gloriosos y muy bonitos, visitando muchos países, pero no te llegaba la respuesta directa de la gente. Quiero decir, no te hacías a la idea del todo. Pero cuando te creas una cuenta de Twitter y a los dos meses tienes cien mil seguidores, dices: ¿pero qué ha pasado aquí? ¿si yo pensaba que me iban a seguir 55 amigos y ya? (Risas) Es cuando te das cuenta de que hay gente en todo el mundo interesada en saber qué piensas, qué guitarra usas, a dónde viajas a tocar... Es maravilloso saber que hay tanta gente interesada en ti y que pone tanto cariño en lo que hace uno. Yo solo intento devolver con todo el cariño que puedo todo el cariño que me dan.

¿Pero no es una responsabilidad enorme crear una canción que puede hacer, no sé, que alguien se enamore? 

–Esa responsabilidad la ha tenido más Joaquín Sabina que yo.

“Lo que le aconsejaría a un músico que está empezando ahora es que intente componer una canción todos los días”

Bueno... 

–Las letras eran lo suyo, la música lo mío. Pero es verdad que ha habido gente que me ha dicho cosas muy emocionantes. Me acuerdo de una persona que me dijo que en el funeral de una amiga, que había muerto por malos tratos, le habían puesto Esta boca es mía porque era su canción favorita. Cosas así son apabullantes. Pero si no fuera por las redes sociales, no me hubiera llegado a enterar de esas cosas.

Lo sucedido con Joaquín Sabina, ¿con ganas de olvidarlo o...? 

–Yo sigo con ganas de entenderlo. No he terminado de entender de manera clara qué pasó y qué movió a Joaquín a tomar esa decisión. También te digo, que aquello me dolió 24 horas. El primer concierto que dieron sin mí, que creo que fue en Costa Rica, ese día también estaba dolido. Pensé: se van a subir al escenario y no estoy yo. Soy una persona muy afortunada y siempre pienso en la suerte que tengo en la vida. El día que me enteré de esta circunstancia, estaba tocando con Los Secretos en México. Es decir, esa noticia te puede pillar en tu barrio y hacerte polvo o te puede llegar estando con Los Secretos en México, siendo el dolor mucho menor. Además, en cuanto la gente se enteró, me llegó un tsunami de cariño. ¿Escoció? Sí, pero el escozor duró poco. He recibido muchísimo amor y solidaridad. Pero es verdad que me gustaría saber qué fue lo que pasó realmente que hizo a Joaquín tomar esa decisión porque sigo sin entenderlo. Lo demás, está bien. Tengo una carrera maravillosa, estoy viajando más que nunca en estos últimos años y hago más conciertos que cuando estaba con Joaquín. Sí, son actuaciones más humildes, pero es una vida maravillosa la que llevo, gracias también a haber estado estos 40 años con Joaquín Sabina. Soy una persona que no se olvida de dónde viene. 

En la música

Después de todo lo recorrido en ella, ¿le queda algo por aprender en la música? 

–Todo. Para empezar, la próxima canción. Es más, ahora mismo estoy con clases de piano. He vuelto a él y estoy haciendo un curso por Internet. ¡Fíjate si estoy con ganas de hacer cosas! Y estoy con la ilusión de la próxima canción que voy a hacer. Así que me queda por aprender un poco más de piano, el próximo tema y adentrarse en lugares nuevos en los que no he estado. Todo lo demás, virgencita que me quede como estoy.

“Todavía me quedan cosas por aprender en la música. Estoy con la ilusión de la próxima canción que voy a hacer”

¿Qué le aconsejaría a las personas jóvenes que quieran hacer camino profesional en la música o en la cultura, sabiendo también que suelen ser trabajos precarios, inestables...? 

–Lo que le aconsejaría a un músico que está empezando es que intente componer una canción todos los días. No es tan importante tocar mejor o peor. Lo importante es aprender a componer. Cada canción es un hijo o una hija. Es inimaginable la felicidad que me han dado las canciones que he compuesto. Soy feliz como guitarrista, cantando lo que puedo... pero no hay nada, nada que se parezca a componer una canción. Así que le aconsejaría que se quitase el pudor porque es verdad que a veces no compones por vergüenza, porque te asusta un poco enseñar lo que has hecho. Al final, no deja de ser un poco como desnudarte. Pero olvida eso, compone, siente que eres valiente e intenta todos los días componer algo.