Encontrar un hueco libre en su agenda diaria, fines de semana incluidos, no resulta nada fácil. La música lo ocupa casi todo en el quehacer diario que Susana San José y Mirari Ortiz de Elguea desarrollan tanto dentro como fuera del Conservatorio Jesús Guridi. Qué decir de Markel Gómez, cuyos pasos discurren ahora por Donostia y por la sede del Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene. Para muchas otras personas de su edad, las vacaciones de verano están cada vez más cerca. Para los tres intérpretes alaveses, no. La Joven Orquesta de Euskal Herria-Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO) les espera.
Como suplentes ya han formado parte de la agrupación, aunque este año han conseguido sus plazas como titulares. “Para mí es una alegría ver que han querido contar conmigo de manera permanente. Es un logro haberlo conseguido”, apunta San José, violinista de 16 años que tiene muy claro que la oportunidad supone “un aprendizaje en todos los ámbitos”.
“Este tipo de orquestas jóvenes, y en concreto la EGO, son un muy buen entrenamiento para el futuro profesional y laboral. También en lo que se refiere al proceso de selección”, describe Gómez, viola de 18 años. Este último punto no es baladí. Desde la pandemia, las pruebas se hacen vía online. “Es un poco duro. Piensas que puedes hacer un vídeo a la perfección y no es así”. Siempre hay algo que podría hacerse mejor, como describe Ortiz de Elguea, por ello lo importante es saber “ponerse límites y organizarse porque no puedes estar tres horas seguidas grabando el mismo vídeo; te terminas volviendo loca”, añade la violinista de 18 años.
Junto al público
Cuando el curso se para, la EGO reúne a sus componentes, también para hacer sus acostumbradas giras de invierno y de verano. Va a suceder así este mes de julio. “No es ningún sacrificio. A mí me da el subidón con estos proyectos y digo que sí a todo lo que me venga; suponen una oportunidad y quieres participar en ellos”, comenta Ortiz de Elguea.
El trabajo es continuado y exigente. Las concentraciones suponen, además, estar en contacto con músicos y directores profesionales de distintas orquestas dispuestos a compartir sus experiencias y enseñanzas. “Conoces a mucha gente que te aporta, que te enriquece”, define Gómez, tanto para el futuro de cada uno de los tres como para un presente que también pasa por actuar ante el público.
“Actuar siempre una gozada. Es lo mejor de esta profesión. Hay mucho trabajo detrás y no siempre tienes la oportunidad de poder exponerlo. El poder, además, hacer tantos conciertos y tan seguidos ante tanta gente, se disfruta muchísimo”, según San José. “Puedes acceder a auditorios a los que seguramente no tendrías acceso de otra manera como el Victoria Eugenia, el Principal o el Euskalduna” y, aunque “siempre hay nervios”, si “lo llevas bien preparado y has hecho un buen trabajo previo en la concentración, lo que tienes, sobre todo, son ganas de salir a tocar y compartir la música con el público”, dice Gómez.
Además, explica Ortiz de Elguea, el arrope que supone presentarse ante la audiencia bajo el paraguas de una orquesta como la EGO también juega su papel. “En un formato de grupo de cámara hay más presión” individual.
Un futuro entre sonidos
Aunque importante y referencial, su participación por la EGO no deja de ser otro paso dentro de su proceso de formación musical, uno de tantos otros que es necesario dar en esta carrera de fondo que exige compromiso, constancia y estudio. No es fácil llegar al mundo profesional. Con todo, los tres apuestan por seguir trabajando para conseguirlo.
“Ahora mismo mi idea es intentarlo con la música”, apunta el joven viola, más allá de que describe que también tiene otras pasiones, como la arquitectura. Mientras sigue su educación en Musikene, apuesta por poder hacer el master en el extranjero. Es, además, lo que diferentes músicos profesionales le han recomendado, que piense en hacer las maletas para ir a otros países.
Se ve siendo parte de una orquesta pero no descarta otras opciones que está conociendo ahora en Donostia, como el hecho de poder ser él quien de clases. “La docencia me está llamando la atención”. Todo de andará.
En esa línea de querer viajar y conocer otras agrupaciones, músicos, directores y públicos está también Ortiz de Elguea. Eso sí, quiere acumular esa experiencia vital y profesional para intentar quedarse a vivir aquí, tal vez tras acceder a Euskadiko Orkestra.
“Me importa un poco menos el camino que recorra, siempre que sea algo relacionado con la música. Es lo que más me llena”, defiende firme San José. Así que “no queda otra que pelear por esto, por lo que quiero que sea mi profesión”.
Así lo dice quien reconoce que, sobre todo, escucha clásica. “Me encanta ir descubriendo composiciones”. También en el pop pone su atención Ortiz de Elguea, mientras que Gómez apunta que no le gusta cerrarse a nada. Todo lo contrario. Tenga unos apellidos u otros, lo cierto es que la música es lo de estos tres intérpretes alaveses.