A lo largo de este 2024 se conmemora el bicentenario del nacimiento del compositor Anton Bruckner, fecha que va a ser protagonista este domingo al mediodía en una nueva entrega del ciclo de música de cámara que acoge el Conservatorio Jesús Guridi con el apoyo de la Red Municipal de Teatros de la capital alavesa. Será la Camerata Gasteiz la que se suba al escenario, teniendo al frente al director de orquesta amurrioara Diego Martin-Etxebarria.
Será a las 12.00 horas cuando arranque una cita en la que se va a interpretar la adaptación realizada por Eisler, Stein y Krankl de la Sinfonía nº 7. “Cuando uno piensa en una versión de cámara de una obra de Bruckner, cree que es imposible”, dice con una sonrisa el director alavés, por las “dimensiones” de todo lo que siempre acompaña al también profesor y organista austriaco. No es el caso. “Este es un repertorio fácil de escuchar”, que el público asistente –quedan entradas disponibles– va a disfrutar.
En el bicentenario del nacimiento de Anton Bruckner, en el concierto se va a interpretar una versión de su ‘Sinfonía nº 7’
Sucederá así en un concierto que devolverá a Martin-Etxebarria a un Jesús Guridi en cuyas clases se formó tras empezar a estudiar música en Amurrio. “Gracias a que allí el Ayuntamiento hizo nacer un conservatorio, yo soy músico hoy en día. Cuando estudiaba, me animaba a seguir trabajando pero creía que llegar era prácticamente imposible. Pensaba que, estadísticamente, tenía más posibilidades de que me tocase la lotería que de ser director de orquesta”. Se equivocaba. Por eso, si hoy pudiera volver a hablar con su yo de entonces, “le diría: tranquilo que es posible” más allá de que “es verdad que en algunos momentos he estado más estresado de la cuenta”.
¿En el mejor momento?
La realidad es que hoy el director de orquesta alavés no para. “Siempre he sido muy consciente de lo difícil que es llegar. Cada vez que miro la agenda y veo que para los años siguientes sigue estando llena, digo: ¡qué afortunado soy!”. Es consciente de la complicación que supone llegar y mantenerse. “Cada día estoy agradecido por estar donde estoy”, más allá de que dice no saber si está justo ahora en su mejor momento profesional.
Desde esa experiencia, anima a las nuevas generaciones que ahora se están formando a salir a otras partes del mundo. No solo para encontrar otras maneras de aprender. También para conocer otros puntos de vista, otras “perspectivas vitales”. Además, aconseja no convertir su profesión en una fijación continua. “Todos los estudiantes de música pasamos siempre por una época obsesiva, de 200.000 horas de estudio. Cuando uno empieza a hacerse mayor, se da cuenta de que también hay que vivir”.
“Está muy bien trabajar duro para conseguir tus objetivos pero siempre de manera inteligente”, apunta el director alavés
En este sentido, apunta que “la música no puede llenar toda tu vida. Hay que estudiar de manera inteligente con un objetivo claro. Tienes que llenar tu día a día de otras cosas para relativizar lo que es la música en tu vida. Como los músicos somos muy vocacionales, tendemos a hacer una identificación total entre la persona y el músico: valgo tanto como persona como el éxito que esté teniendo en mi carrera. Eso es muy tóxico. Está muy bien trabajar duro para conseguir tus objetivos pero siempre de manera inteligente”.
Ser uno mismo
Como es imposible para cualquier director de orquesta poder trabajar con su instrumento de manera regular, Martin-Etxebarria vuelve a finales de esta semana a la capital alavesa para realizar los últimos ensayos con la Camerata Gasteiz y rematar el camino que se ha hecho hasta ahora desde la distancia. “Delante de cualquier colectivo de personas, en el momento en el que tú proyectas una imagen que no es la tuya, se va a notar. Si vas delante de una orquesta e intentas crear una imagen de director que no es la tuya porque crees que eso es lo que esperan de ti, seguro que eso no va a funcionar”.
Sabiendo que no con todas las formaciones se puede encajar, “lo que sí puedo garantizar es que si intentas dar una imagen diferente a lo que tú eres, no va a salir bien. Cuando empiezas, estás tan obsesionado por tener conciertos, por gustar, por conseguir que te vuelvan a llamar, que estás todo el rato pensando qué puedes hacer para agradar. Ese es justo el camino que te va a llevar a que las cosas no funcionen”.