Justo antes de la última Azoka de Durango vio la luz Atzo/Gaur, un disco con dos caras en las que Modus Operandi presenta temas propios pero también visita, a su manera, canciones de otros, como La Polla, Ken Zazpi y Berri Txarrak. Ahora, el cantante gasteiztarra Iñaki Ortiz de Villalba y los suyos están de nuevo en la carretera para desgranar este trabajo, un camino que este sábado pasa por la calle Coronación. La sala Jimmy Jazz será el punto de encuentro con el público, quedando todavía alguna entrada disponible.

La gira está empezando... 

–Sí. Acabamos de pasar por Senpere y ahora llegamos a Gasteiz.

La apuesta de ‘Atzo/Gaur’ era arriesgada. ¿Cómo se está recibiendo el disco? 

Así está siendo también el desarrollo, un poco arriesgado (risas). Hemos recibido críticas, también de gente cercana, que no ha entendido el disco. También ha habido mucha gente que nos ha hecho llegar que cree que es un discazo. Vamos, todo lo contrario. Lo que es evidente es que es un álbum que no deja indiferente a nadie. En fin. Para gustos están los colores. Nosotros hemos arriesgado. Hay quien nos dice: ¿por qué no habéis hecho lo mismo, por qué no haber seguido con el ska? No entiendo la razón por la que tenemos que seguir haciendo lo mismo. En cada momento hacemos lo que nos sale del alma. ¿Por qué no investigar otras vías? ¿Por qué no jugar y ver? La banda está arriesgando y dispuesta a recorrer otros caminos que no son los del ska o el rock al uso. 

Este disco es buen ejemplo de ello. 

–Así es. Cada canción es de un palo diferente. Igual hay un par de temas que se parecen más, en esa línea más popera que estamos trazando hacia el techno pop o que se quiera denominar. Pero vamos, que siempre estamos abiertos a todo y el próximo disco puede ser de reggae tranquilamente. No nos cerramos a nada y mejor así. Mira, por ejemplo, estuvimos tocando en el Kafe Antzokia de Bilbao y estuvo muy guay. La gente estaba metida en el concierto, se sabía las canciones y disfrutó del show. Es una de las mejores conclusiones que estamos sacando de estos primeros conciertos, que el seguidor que viene a vernos ha recibido el mensaje bastante bien. El otro día en Senpere había mucha gente joven, que también se sabía las canciones. No somos un grupo de masas pero las cosas están marchando bien de momento.

La propuesta une temas propios y versiones muy personales de canciones de otros. ¿Es esto último lo que tal vez más está extrañando? 

–Lo más difícil está siendo defender las versiones. Somos animales de costumbres y no queremos que nos saquen de la canción original tal y como la recordamos. Pero hay otras personas que creen que hay que darle una oportunidad a las versiones que se hacen de maneras muy diferentes a las canciones originales. Hemos asumido un riesgo en este sentido y somos muy conscientes. Claro, hay un tema con el que los punkis de toda la vida se echan las manos a la cabeza. De hecho, alguno ya nos ha puesto en Internet que hemos destrozado la canción (risas). En cuanto a la producción de este disco, que ha hecho Iosu Erviti, él dice que esa era precisamente su pretensión. Él no quería que la versión mejorara la original, él quería levantar ampollas, transgredir un poco y llevar las canciones a otros terrenos completamente diferentes. ¿Está siendo difícil el camino? Pues sí, pero nos hemos puesto este reto. Vamos a intentar convencer y si no persuadimos, pues lo dejaremos.

Ahora la idea será no parar de tocar, ¿verdad? 

–Sí, sí. La idea es tocar donde nos lleven. Van saliendo fechas, aunque nos estamos encontrando con un fenómeno un tanto curioso porque buena parte de lo que ha salido ya para verano es en Iparralde. En Hegoalde está yendo la cosa más despacio, también por todo el cúmulo de grupos que hay, que es una barbaridad, y porque hay ciertos retrasos en algunas programaciones estivales. Pero es que no ha habido una actividad musical en Euskal Herria como la de ahora, nunca. Nunca ha habido tantas bandas y nunca ha habido tantas bandas de cada rollo. Claro, la tarta cada vez es más pequeña para más comensales. Así que es difícil abrirte un hueco en la escena vasca. O eres mainstream, y nosotros no lo somos, o lo tienes complicado. Hoy, aquí, mainstream es Izaro, ETS, Zetak y Bulego, por ejemplo. Nosotros no estamos ahí.

Eso que comenta de Iparralde, ¿a qué cree que se debe? 

–No tengo ni idea (risas). ¿Igual somos más entendidos allí? No lo sé. Quien mueve las fiestas de los pueblos, normalmente, es la juventud, salvo que esté un ayuntamiento de por medio. Y a la juventud de Iparralde le gusta Modus Operandi. Y la juventud de Hegoalde igual no lo considera un grupo cercano. No lo sé. Nosotros ya sabemos que no somos jóvenes pero pretendemos llegar a todo el mundo, nos da igual la edad. En Iparralde viene la juventud, se sabe las canciones y tiene esa conexión. Pero no sé explicarlo. 

Tanto la salida del disco como el inicio de gira, le pillan con ese paréntesis especial que han sido los conciertos de Betagarri. ¿Cómo ha vivido todo esto?

–Estos conciertos que pertenecen ya al pasado han sido como un sueño, uno orgásmico en todas las dimensiones. Nos lo hemos pasado increíble. Lo que surgió para celebrar los 30 años del nacimiento del grupo probablemente tenga prolongación el año que viene pero no se va a convertir en una gira de diez o quince conciertos. Haremos alguna cosa puntual, no en Vitoria. Pero vamos a ir a nuestro ritmo porque queremos controlar lo que nos rodea, no que lo que nos rodea nos controle a nosotros.