“Me sentí muy bien acogida en la inauguración”, recuerda con una sonrisa Itzal García Argüello. En este arranque de 2024, en concreto hasta el próximo día 28, parte de sus últimas creaciones forman parte de una exposición colectiva que se está llevando a cabo en la galería madrileña La Zona, una muestra en la que, bajo el nombre genérico de Enero, la autora gasteiztarra está presentando diferentes piezas a modo de autorretrato de su cotidianidad.

Varias de las piezas presentes en la galería madrileña. | FOTO: CEDIDA

Cuadros de pequeño formato y esculturas aéreas conforman la propuesta que la artista –cuyo perfil en Instagram es @itzalgarcia– ha llevado hasta el espacio conducido por Natalia De Pedroso. Obras que nacen de la idea de medir el tiempo y hacerlo a través de actos cotidianos.

Muchas de las acciones que lleva a cabo cualquier día una persona generan huellas que, por lo general, terminan en la basura o en la bolsa de un aspirador. No en este caso.

“Por ejemplo, uso las peladuras de naranjas o las floemas de las mandarinas, que son los rabitos blancos que tienen por dentro; también las bolsas de té, el café, los chicles que mastico, las pelusas de mi ropa… Yo valoro estos materiales, lo veo bellos y me motivan”, describe la también docente, que en la actualidad comparte su experiencia y conocimiento en la Escuela de Artes y Oficios.

Autorretratos

Esas singulares herramientas, que va almacenando y que va consiguiendo que aguanten sin estropearse como podría parecer en un principio, son las que sirven para después ir dando forma a creaciones como las que ahora se pueden ver en Madrid.

Así, las dos esculturas aéreas presentes se construyen con los mencionados residuos de unas mandarinas que la autora consumió en invierno de 2023 y con algunas bolsas de té rescatadas de sus desayunos diarios.

Sucede algo parecido en el caso de los cuadros pequeños –“retales de ideas que luego podrían ser más grandes”– donde se utilizan materiales de trabajo como granos de café, chicles, pepitas de manzana y parte de un algodón de azúcar cristalizado que dejó una de sus hijas. Piezas –como la que aparenta ser una naranja abierta– en las que “voy hablando de mi vida. Son como autorretratos”, define.

Se presenta así una obra “conceptual y estética” que responde a esa idea de la artista de seguir una senda creativa “intimista y ecofeminista”, un discurso en el que “hablo de la mujer de manera continua” y en el que se subraya esas vidas que ella da a materiales que la mayoría tira, además sin pararse a pensar sobre su posible utilidad.

En este sentido, García Argüello remarca que en el trabajo docente con su alumnado también “intento transmitir que la gente aprenda a ver la belleza que hay en la vida diaria”.

Un claro ejemplo de ello puede ser la obra con la que hace no tanto expuso en Montehermoso dentro de otra muestra colectiva, la que se llevó a cabo a raíz del certamen Arte Vital. En ese caso, el público se encontró con un cuadro realizado con lentillas ya utilizadas de una de sus hijas. Se construyen así huellas artísticas de una vida, autorretratos que estas semanas se encuentran expuestos en Madrid.