El escritor irlandés John Banville, que acaba de publicar su última novela negra que solo en español sigue firmando con el seudónimo de Benjamin Black, considera que la iglesia católica lleva 500 años “haciendo lo mismo sin arrepentirse de nada” y sin enfrentarse a su pasado.

Del abuso de poder vuelve a hablar Banville (Wexford, Irlanda, 1945), premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014, en su última novela, Las hermanas Jacobs, publicada por Alfaguara y que ha presentado en Madrid. Se trata de la novena protagonizada por el patólogo Quirke, una historia que comienza en 1945 cuando un alemán huido al final de la Segunda Guerra Mundial se refugia en un antiguo monasterio franciscano.

Un mundo y una orden religiosa contra la que Banville arremete y a los que considera “feroces”, aunque reconoce que habrá “muchísimos muy decentes”. Pero recuerda que en Irlanda se ha revelado que un oficial nazi estuvo dirigiendo un internado católico. Aunque reconoce que la iglesia católica en Irlanda ha perdido mucho del poder que tenía, por lo menos en las ciudades: “como han perdido el capital, sin el dinero no son nada”, señala.

Y destaca que “supuestamente tenían que pagar millones de euros a las víctimas de abusos infantiles, pero no han cumplido esa promesa ni la van a cumplir”, aunque tampoco ve que sea suficiente dar dinero para compensarlas. “A la edad que yo tengo, uno ya ha visto todo”, señala Banville, en cuya última novela tienen gran protagonismo los judíos ante los que siempre ha sentido admiración.

Porque nació en 1945 y aunque cuando se comenzaron a destapar los horrores de los campos de concentración no era más que un niño, “todas las vicisitudes de los judíos” durante y tras la Segunda Guerra Mundial se convirtieron en su “experiencia vital y todavía lo son”.

No obstante, indica que en la actualidad hay que distinguir ente judíos e israelitas. En su opinión, “Israel está cayendo en el error histórico de comportarse como se habían comportado antes con el pueblo de Israel”.