De Mendizorroza al Principal. De acudir dentro del proyecto de un tercero a hacerlo con el suyo propio. De 2022 a 2023. Un año después de su primera aparición por estos lares, la saxofonista británica Chelsea Carmichael y el Festival de Jazz de Gasteiz volvieron ayer por la tarde a verse las caras. Lo hicieron sobre las tablas de un teatro demasiado solo por segundo día consecutivo dentro de la agenda oficial del certamen. 

Con media entrada, la también compositora regresó a la capital alavesa doce meses después junto a Rob Luft (guitarra), Mutale Chashi (bajo) y Oliver Sarkar (batería), músicos que comparten, año arriba o abajo, generación e intereses con una Carmichael con más tablas que pasos por el estudio. Aún así, es bueno no perder de vista el The River Doesn’t Like Strangers que publicó a finales de 2021 y que tuvo una presencia notable en el concierto de Gasteiz.

Chelsea Carmichael en el Principal Jorge Muñoz

Sin perder de vista en ningún momento los fundamentos, una de las cosas más interesantes que está pasando en la escena londinense de un tiempo a esta parte es que hay firmas que, desde el siglo XXI, están encontrando su voz bebiendo de otros géneros y atreviéndose a experimentar sin que eso signifique perder la perspectiva. Carmichael es un buen ejemplo de ello, como dejó bien claro en la actuación.

Público en el concierto de Chelsea Carmichael Jorge Muñoz

Sutil cuando tocaba serlo, más enérgica cuando así lo pedía la ocasión, seria y concentrada en casi todo momento, la saxofonista dejó que su banda tuviese sus muchos e interesantes momentos de protagonismo, pero sobre todo consiguió generar en el Principal una atmósfera que en un escenario más grande se hubiera desvirtuado un tanto y en uno más pequeño hubiera podido llegar a ser incluso excesiva. En el teatro consiguió el equilibrio que era necesario.

Chelsea Carmichael en el Festival de Jazz de VItoria Jorge Muñoz

Silencioso y respetuoso como siempre, el público del Principal disfrutó de una propuesta que dejó al personal con ganas de más. Eso sí, en torno a las diez de la noche, tocó batirse en retirada. Sucedió con la impresión de que a nada que el festival de la capital alavesa tenga un poco de buen ojo en seguir el camino de Carmichael, ya sea con su proyecto en solitario como fue ayer el caso o enrolada en otros, habrá, como mínimo, una tercera ocasión de encuentro con el certamen. No hay dos sin tres.