A pesar de lo vivido el pasado fin de semana en el parque del Prado, en realidad no fue hasta ayer lunes cuando el cuadragésimo sexto Festival de Jazz de Gasteiz se puso en marcha de manera oficial. Una inauguración que tuvo un nombre propio como protagonista, el del pianista y compositor mirandés Adrián Royo, que estuvo acompañado sobre las tablas del Principal por Gonzalo del Val (batería) y Manel Fortiá (contrabajo). Bueno, por ellos –que supieron ser segundos de primera– y por la pareja Carlota, el primo Guille y por mucha más gente.
La excusa perfecta para la actuación fue, además, el primer álbum del creador –cuya labor profesional se desarrolla en Vitoria–, un Pangea que ha visto la luz este mismo año y con el que el pianista quiere asentar su camino como líder, más allá de los proyectos de otros o compartidos en los que anda implicado.
Todo ello sucedió en un Principal con algo menos de media entrada, que hoy volverá a repetir el horario de las 20.30 horas, aunque esto no se mantendrá el resto de la semana. Los presentes recibieron a Royo con calidez y cercanía. En cierto modo, el compositor jugaba en casa. Se notó también en la pasión que derrochó de principio a fin, bis incluido.
“Si soy músico de jazz es porque de pequeño iba a las campas de Armentia en el festival” recordaba ayer en estas mismas páginas el pianista y compositor. El certamen es consciente de que otros músicos pueden decir y, de hecho, dicen lo mismo. Él demostró el agradecimiento al certamen con una actuación en la que su tarjeta de presentación ganó enteros, aunque esta solo sea, en realidad, el principio de otras cosas.
Es Pangea un álbum en el que el pianista deja claros sus principios e inclinaciones. Lo hace, además, contando con la complicidad de Del Val y Fortiá tanto en el registro del disco como en los conciertos que se están pudiendo hacer ahora. Eso se nota. Pasó también en la capital alavesa. Los tres tienen una agenda de lo más complicada y será difícil que puedan mantener el camino conjunto de cara a futuro, pero el poder desarrollar en directo esta producción como lo están haciendo en estos momentos ya es una gran noticia en sí misma.
Royo estuvo a la altura de estos sonidos inaugurales, dejando, para quien todavía no le había visto en directo, ganas de más. Justo a las diez de la noche, músicos y público, eso sí, se despidieron. l