Laudio tiene esta semana dos citas con uno de sus vecinos más respetados y queridos, por ser un auténtico ejemplo de superación ante los obstáculos de la vida: el artista multidisciplinar Iñigo Martínez Sagastizabal, al que nunca le ha frenado el hecho de padecer la enfermedad “huesos de cristal”, sino más bien todo lo contrario. De ello ha querido dejar constancia, precisamente, en un relato de ficción autoeditado, que ha titulado Una quimera de vida, y que presentará en su pueblo, a las 19.30 horas del viernes 23 en la nueva sede de Kulturlab (antigua Ferretería Garaio) y a las 12.30 horas del sábado 24, en la casa autogestionada Orbeko Etxea; así como a las 19.00 horas de este jueves en el gaztetxe de Errekaleor (Gasteiz). Ubicaciones, todas ellas, que también dicen mucho de su personalidad combativa.

Viene de hacer lo propio en su ciudad de residencia, Barcelona, pues allí es donde se formó durante cinco años como bailarín de danza inclusiva y actor, gracias a lo que logró trabajo en una compañía alemana de danza integrada. Fue en un taller de cuerpos no normativos en el que conoció a Jordi Solé i Nicolás, más conocido como Jo Sol, con el que en 2017 trabajó en una serie de una televisión pública de la ciudad condal, y en 2019, le ofreció hacerlo en Armugán, el acabador. La película en la que el director catalán cuenta la historia de un hombre que ayuda a morir en los valles del Pirineo Aragonés.

Personaje ficticio pero vivencial

Ello le dio visibilidad tanto a él como a todas las personas que padecen esta “enfermedad rara” y, ahora, pretende dar un paso más, en el plano literario y a través de un personaje ficticio, Bruno, en el que hay mucho de su propia vida. La de un joven condicionado en su día a día por unos huesos que se rompen muy a menudo, a veces de manera espontánea, por una realidad con la que convive y está en sus genes, y que va creciendo desde su infancia con la complejidad de ser una persona “singular” viviendo experiencias reservadas a seres como él. Su deseo de vivir choca con un entorno que lo sobreprotege desde el amor. Salir de esta red, que en ocasiones lo paraliza, es una de sus prioridades. La vida le espera, para lo bueno y para lo malo, pero es que eso es vivir.

“No hay ninguna intención de exagerar méritos ni heroicidades, ni ahondar en dramas ni sufrimientos. Simplemente plasmar una vida singular, la vida de Bruno. Su curiosidad por vivir, le hace transitar por esa montaña rusa que es la vida, llena de buenos y malos momentos. Gracias a todas las personas que me habéis acompañado en el proceso”, apunta a través de su perfil de Facebook.