Eusebio Poncela e Igor Yebra comparten las tablas del Principal
Todavía quedan algunas entradas disponibles para ver el montaje ‘El beso de la mujer araña’
Tal vez, cuando en 1976 el escritor Manuel Puig vio publicada su novela El beso de la mujer araña, pensó que varias de las cuestiones que planteaba entre aquellas páginas no iban a ser de tanta actualidad cuatro decenios después, pero el ser humano tiene por costumbre empecinarse en algunas cosas. En esos parámetros, la versión teatral dirigida por Carlota Ferrer llega hoy al Principal, en cuyo escenario estarán Eusebio Poncela e Igor Yebra.
Como es habitual desde la pandemia, el encuentro con el público se producirá a partir de las 19.30 horas. Es imposible encontrar huecos en el patio de butacas, pero en el resto del centenario edificio de la calle San Prudencio todavía queda algún hueco disponible. A partir de ahí, los dos intérpretes se encargarán de dar vida a una obra de cuya versión se ha encargado Diego Sabanés.
“Es un texto que tiene 50 años pero con una vigencia increíble. Eusebio Poncela da vida a Molina y yo a Valentín, dos personajes que están encerrados en una celda. Molina es una mujer en un cuerpo de hombre, en prisión por seducir a un menor, mientras que mi personaje, Valentín, es un revolucionario que quiere cambiar el mundo, que antepone esa revolución a todo, a su pareja... Dos personajes totalmente opuestos, con ideas totalmente diferentes, que, al final, con diálogos, con discusiones, con risas, se acaban encontrando, algo que parecía imposible”, explicaba Yebra en una entrevista con el Grupo Noticias justo antes del estreno del montaje.
“Yo aconsejo a la gente que venga a verla porque te hace pensar, te hace reflexionar y en este momento en el que estamos viviendo, en el que hay una división tan grande dentro de la sociedad, te das cuenta de que hay un punto de entendimiento y hasta las ideas más opuestas pueden acabar comprendiéndose y respetando, que es lo que estos personajes nos demuestran”, defendía.
En este sentido, Ferrer describe que esta es “una historia prohibida que saca a la luz la necesidad de amar del ser humano. Valentín y Molina durante su encierro son compañeros de un viaje existencial, un viaje de liberación. Se trata de un casi thriller que huele a bolero. Mientras fuera de su aislamiento reinan la muerte y la tortura, sueñan un mundo que sigue esperando una revolución. La liberación política pasa por la liberación de los cuerpos”.