La noticia en aquel julio de 2017 cayó como un jarro de agua fría que sus seguidores no esperaban. Cuando todo el mundo apostaba por una celebración a lo grande de los 25 años de Betagarri, los alaveses anunciaron su adiós. El comunicado se hizo público el día 12. El 28 se produjo el último concierto en el Hatortxu Rock. ¿El último? Ya no. En diciembre de este año y enero de 2024, Vitoria y Bilbao van a reencontrarse con la formación.
En realidad, los rumores de aquella separación venían sucediéndose tiempo atrás. Los propios miembros del grupo no ocultaban la necesidad de un tiempo reflexión que terminó con aquella decisión. Desde entonces, en lo musical cada uno ha seguido su camino, por ejemplo con Iñaki Ortiz de Villalba formando Modus Operandi. Pero en lo personal, el contacto y la relación se ha mantenido, además de manera fluida y constante.
A finales de este año se cumplirán tres decenios de la formación del grupo. Y con este motivo, Betagarri ha decidido volver a reunirse para ofrecer dos conciertos especiales. Eso por ahora, porque desde que se supo que algo se estaba moviendo para un reencuentro puntual, la banda no ha parado de recibir propuestas. Ya se verá.
De momento, la intención es ofrecer dos únicas citas. Una de ellas en el Kafe Antzokia bilbaíno y la otra en la sala Jimmy Jazz de Gasteiz. En la capital alavesa, la actuación se producirá el 30 de diciembre. En el escenario vizcaíno será el 13 de enero. Y, en menos de 24 horas, se han agotado todas las entradas disponibles.
Con la formación que dijo agur
Sobre el escenario estarán Iñaki Ortiz de Villalba (voz), Iker Uriarte (batería), Iosu Izagirre (bajo), Aitor Aguirre (guitarra), Unai Lobo (trompeta), David Gaviña (saxo) y Mikel Sanz (trombón), es decir, la misma que cerró el camino en 2017.
Detrás de aquel adiós quedaron innumerables vivencias, compañeros de camino que entraron y salieron, doce trabajos discográficos –incluyendo los grabados en directo– y un listado enorme de conciertos (la banda dice tener sus más de mil actuaciones documentadas por lo menos con fecha y lugar) que pasó también por Japón, Suiza, Italia, Alemania, Argentina... sin olvidar la relación tan estrecha que siempre tuvo la formación alavesa con los escenarios catalanes.
Tras la celebración de su vigésimo aniversario, que se tradujo en el lanzamiento de 20 urte zuzenean, sus componentes hablaron de la necesidad de abrir un periodo de reflexión. “Si con 19 años me hubiesen dicho que iba a seguir tocando con 40, no me lo hubiese creído. ¿Vamos a seguir cuando tengamos 50? Pues diría que no pero...”, decía a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Unai Lobo en 2014. “Lo que pasa es que ha llegado un momento en el que te subes al escenario y bueno... sin más. Siempre hay rachas en las que te subes más motivado y otras menos. Creo que el grupo ha notado que había que parar un poco la maquinaria y plantearse algunas cosas. Hay bandas que se separan porque no se pueden ni ver, que no es nuestro caso”, apuntaba también en DNA en 2016 Iñaki Ortiz de Villalba.
Eso sí, aunque siguieron otros caminos, nadie les ha podido nunca negar haber dado vida durante casi cinco lustros a una banda referencial para la escena de Euskal Herria, un grupo que empezó a dar sus primeros pasos en 1993 sobre tres pilares básicos que se mantuvieron hasta el último momento: el ska, el euskera y la amistad.
El camino musical
Fue esa relación de varios amigos de adolescencia y juventud la que dio paso a la formación del grupo en otoño de 1993. Entonces no había vientos, ensayaban en casa de uno de los componentes, no se daban casi conciertos y cuando se reunían a tocar, siempre aparecían terceros, como el desaparecido Javier Goikoetxea, cuyo abuelo utilizaba mucho la expresión darle betagarri, es decir, como se usaba en las carboneras, avivar las brasas. Así que cada vez que los jóvenes salían de fiesta eran la cuadrilla Betagarri.
En poco tiempo, el puzle musical y personal se fue completando hasta que junto a otras agrupaciones de la Nave Pirata se editó la primera maqueta (cada ejemplar, 500 pesetas). El primer largo, homónimo, tardó algo en llegar. Se hizo posible gracias al sello creado por Soziedad Alkoholika (Mil A Gritos) con la producción de un Bruno Villabela Triku que pasó a ser uno más de la familia a partir de ese momento.
Tras un segundo disco, llegó 80/00, el álbum con el que más vendieron. Una veintena de canciones de la escena vasca pasadas por el sello de los alaveses dieron forma y fondo a un trabajo que les puso en primera línea. “Hay algunos que tras los conciertos me siguen diciendo que qué versión tan buena hago de La chica del batzoki de Betagarri”, se ha reído en alguna ocasión Francis Díez (Doctor Deseo) a preguntas de DNA.
En 2002 realizaron su primera gira europea y al año siguiente visitaron Japón a donde volvieron una segunda vez, sin olvidar que también hubo pasos por varios países más, incluyendo Latinoamérica. Claro que si la formación tuvo una segunda casa en esto de la música, esta se encuentra en tierras catalanas. No por nada Zuzenean, su primer álbum en directo, se grabó allí.
Fuera en unos lugares o en otros, Betagarri siempre fue libertad, baile, fiesta, diversión, compromiso social y político, intensidad e inquietud.