Aunque parezca mentira después de cuatro décadas en la música, hasta ahora Gari nunca había tocado en el Principal. A eso se le va a poner remedio este mismo jueves a partir de las 19.30 horas, quedando entradas disponibles.

El disco en directo se publicó justo en plena despedida de Hertzainak. ¿Recuperar los conciertos del álbum y a sus actuales compañeros de camino está siendo, por así decirlo, como volver a ponerse la camisa de Gari?

Correcto, correcto. Todo estaba programado pero no para que un trabajo solapara de alguna manera al disco en directo. Lo que pasa es que el proyecto de Hertzainak se sobredimensionó de tal manera que fue muy complicado poder gestionar la salida al mercado del disco en directo. Acabado el proyecto de Hertzainak, volvemos a la carretera, como dices, con el mono del día a día. Venimos a presentar un trabajo que es un resumen de estos últimos 30 años de carrera en solitario. Es lo que se va a escuchar en el Principal. Es la primera vez que yo toco en el teatro.

Curioso, cuando menos.

Bueno, es algo un poco inaudito. Si tenemos en cuenta los diferentes teatros de Bilbao, Donostia e Iruña, resulta complicado entender que después de tantos años sea la primera vez que hayamos tenido la invitación para tocar en el Principal. Pero bueno, vamos muy contentos. Es un lugar en el que vamos a poder presentar al público el trabajo de manera más coherente.

En tantos años de carrera, hay diferentes Gari, desde el más rockero hasta el más intimista. También las letras, las temáticas, han ido transformándose. ¿En cuál de esos Gari se encuentra más cómodo?

Musicalmente ha habido una evolución hacia otro tipo de sonoridades, eso es evidente. Por eso me costó tanto volver a adaptarme al repertorio de Hertzainak, por ejemplo. La mía es una trayectoria larga y también muy inestable porque mi vida no ha sido fácil. Soy un artista que viene desde Amets, un canto a la desesperación, hasta las canciones del hoy, hasta una mirada personal sobre las cosas importantes como es vivir la propia vida. Me encuentro mucho más cómodo en lo que estoy haciendo estos últimos diez años, tiempo en el que he estabilizado un tipo de sonoridad distinta. Hemos ido apartándonos del rock como lenguaje, adaptándonos a otras texturas. Ahora mismo estamos preparando el próximo disco, que saldrá en 2024, y estamos trabajando sobre nuevas ideas. Al final, es querer sentirte vivo y para eso, tienes que transitar por esos lugares que te son más incómodos. Hay que salir de las zonas de confort para sentirte más vivo.

Cuando ve ahora entre el público a alguien, por ejemplo, de 20 años, que no existía cuando usted empezó en solitario...

Estamos viviendo un cambio generacional espectacular. La pandemia ha acelerado todo eso. Nos ha dejado un territorio a cero, dos años en los que hemos vivido de una manera completamente diferente a lo establecido. Eso ha disparado ese cambio generacional que estamos viviendo, también en el mundo artístico. Una canción cantada al espejo tiene un efecto diferente a cuando la interpretas para un público. Mandas un mensaje y una energía a la audiencia y la gente te devuelve eso. En ese intercambio se produce la magia del directo, que es lo que buscamos todos los artistas. Encontrarte con gente más joven siempre es un aliciente. Pero también es cierto que yo ya tengo una edad, un recorrido, y resulta complicado llegar a la gente joven. Ellos reciben estímulos de otra manera muy distinta y nuestra propuesta, quieras o no, puede resultar un tanto ajena. Aún así, viene y nos alegra mucho. Es como un pequeño premio.

Tras Gasteiz siguen con más conciertos pero decía que ya están con el nuevo trabajo en mente.

La idea es tocar en formato banda hasta verano para después empezar a trabajar de lleno en las nuevas canciones. Al final, es también lo que te mueve. Cuando estás tocando canciones que tienen tanto recorrido, a veces tienes la sensación como que te has parado en el tiempo. Por eso en estos conciertos mezclamos las más conocidas con las que no lo son tanto de los últimos trabajos. Así generamos también la idea de que todavía estamos, de alguna manera, creando cosas. Es una manera de incentivarnos a nosotros mismos.

El cierre de Hertzainak y este disco de directo, que viene a ser un recopilatorio de su trayectoria en solitario, ¿está siendo como limpiar un poco la mente y empezar a pensar en el futuro?

En parte sí. Con Hertzainak nos hemos retrotraido a toda aquella atmósfera de los 80. Hemos vivido momentos muy álgidos en los que la gente ha apelado a la nostalgia. Pero creo la nostalgia no es una buena aliada cuando pretendes vivir en el presente. A mí me cuesta. Para vivir en el presente tengo que mirar al futuro. Es lo que me da energía para estar trabajando en el día a día. Ese es el reto, seguir intentando hacer cosas nuevas que me motiven tanto a mí como a la gente con la que hago camino. Se trata de seguir dando pasos por terrenos en los que igual no estamos cómodos de primeras pero a los que vas accediendo poco a poco para terminar sintiéndote más pleno.