Es una semana de especial actividad tanto en el exterior como en el interior de Artium, el museo de arte contemporáneo cuenta desde hoy con dos nuevos reclamos, que aunque diferentes entre sí, también mantienen sus puntos de conexión. La construcción y la experiencia del aprendizaje, y el rescate de la memoria personal para comprender de dónde se viene marcan los trabajos que desde ya se pueden ver de la mano del artista uruguayo Alejandro Cesarco, y de las creadoras navarras Irati Gorostidi y Mirari Echávarri.

En el primer caso, del autor de Montevideo se comparte Otros ejemplos recientes, exposición que reúne piezas de los tres últimos años. El "modo de aprendizaje", como dice el propio artista, se pone en el centro de un trabajo en el que se profundiza en la idea de que "el arte debe de ser un modelo para generar conocimiento, también emocional y en otros sentidos".

La muestra, que en octubre viajará también al Lumiar Cité/Maumaus de Lisboa, incluye, entre otras obras, Index (An Educator) [Index (Una educadora)], una pieza realizada en 2023 que es la más reciente y más extensa de una serie de índices que el artista ha compuesto para libros que aún no ha escrito y que probablemente nunca escribirá. Estos índices -en este caso desplegados en 18 páginas- trazan el desarrollo de sus intereses, lecturas y preocupaciones, y se han convertido en una forma de autorretrato que se despliega en el tiempo. Otros ejemplos recientes presenta también la obra en vídeo Figuratively, realizada, en 2021, un registro de una nueva generación de adolescentes uruguayos, seleccionados a través de Instagram, a los que sólo se les pidió que imaginasen su futuro mientras eran retratados.

Comunidad Arco Iris

Junto a este trabajo, esta vez dentro del programa Serie Z, Artium también presenta San Simón 62 de Irati Gorostidi y Mirari Echávarri. En esta película, realizada en 2022, ambas se acercan al convento de Lizaso, en Navarra, que acogió en los 80 a la Comunidad del Arco Iris, atraídas por los recuerdos de sus madres, que pasaron por aquel grupo.

"Es una forma de entender nuestro camino" pero también todo lo que rodeaba a aquella experiencia, que aquí se recupera a través de testimonios, imágenes, fotografías y cartas. Todo ello para adentrarse en este espacio, que albergó a la "excéntrica" comunidad del Arco Iris. Las paredes anodinas del edificio fueron adornadas con enormes motivos florales y sus salas acogieron encuentros multitudinarios donde se experimentaba con prácticas catárticas de tinte new age. En la actualidad, el convento está habitado por monjes de clausura y los rastros de aquel episodio son casi imperceptibles.