Es “un universo humano muy grande” el que cada día transita por The Tap, “un espacio muy chulo para artistas que están empezando o que no son tan conocidos”, ya que en Gasteiz “no hay muchos sitios para poder mostrar lo que se hace”. Eso sí, “tiene una agenda muy completa y encontrar hueco es complicado”, dice con una sonrisa la ilustradora y diseñadora gráfica Victoria O’May. Justo estas semanas, ella es la gran protagonista entre estas paredes a través de casi una veintena de obras que se despliegan por el local.

“Quizá haya quien no se fije en la exposición, quien la vea y le guste, quien la mire y se deje llevar. Pero se hace, por lo menos por mi parte, sin expectativas en este sentido. Lo que he tenido han sido ganas de aprovechar la oportunidad porque, como artista, es un proceso interesante realizar una muestra y ver la obra junta”.

En este caso, la autora despliega piezas –se trata de láminas– correspondientes a tres series recientes, cerrándose el camino –o abriéndose, según se haga el recorrido– con un retrato de Vitoria, un dibujo a mano realizado hace ya un tiempo por la creadora brasileña residente en la capital alavesa tras pasar también por Londres. “Es un guiño a la ciudad” al parar en esta obra.

Es, tal vez, el verso suelto, por así decirlo, con respecto al resto de piezas, agrupadas por series. La primera de ellas es Seeing through, un trabajo en el que el formato del ojo toma un papel esencial. Con un modo de hacer “muy intuitivo”, la artista juega aquí con el concepto de la mirada, “de la que realizamos hacia fuera pero también hacia dentro, hacia los paisajes interiores”, explica la ilustradora y diseñadora gráfica.

Simplicidad y repetición

“Me gusta trabajar con la repetición como forma de expandir y buscar las posibilidades que puedes desarrollar no solo gráficamente sino también en cuanto al significado”, algo que se percibe de manera clara en esta primera serie pero también en la segunda que presenta en The Tap.

Se trata del tríptico “de un instante” en el que la ilustración se une también con el uso de la palabra escrita, algo que suele ser común en las propuestas de O’May. “Estas dos primeras series igual son más similares porque nacieron en la misma época. Estéticamente se unen más. La otra es más distinta”. Nace, de hecho, de y sobre la maternidad.

“Con todo, a las tres series les une la simplicidad. Todas las obras están influenciadas por el diseño gráfico, por esa búsqueda de la sintetización de la idea”. Además, aunque haya algunas obras más orgánicas que otras, todas tienen factura digital. “Aún así, todas son imperfectas” subraya la artista.

Con todo, aunque la tableta gráfica y el ordenador sean las herramientas de creación habitual, no son las únicas. Más allá de ese dibujo a mano sobre Vitoria, por ejemplo en las piezas que está realizando ahora O’May tienen su importancia el bordado y la tinta. “Soy partidaria de la mezcla de técnicas. Los medios que están a tu alcance pueden hablar, es interesante que lo hagan. Es también una forma de probar, investigar y desarrollar”, describe la creadora.