Una nueva prestación por desempleo para la cultura con la que por fin artistas y trabajadores del sector ven cumplido un anhelo tantas veces reclamado. Con esta idea se empezó 2023 tras el Real Decreto aprobado el 10 de enero por el Gobierno central. Ha habido una segunda parte hace solo unos días, con la reducción de las retenciones a los creadores con relación laboral especial y a los autónomos. Eso dicen los titulares, pero detrás viene la letra pequeña y no está tan claro que ahí haya tantas buenas noticias.
“Es cierto que se ha dado un empujoncito”, apunta Marta C. Dehesa, abogada, experta en derechos de autor y asesoramiento sociolaboral y fiscal de creativos gráficos, además de ilustradora y promotora cultural. “Pero faltan muchas cosas por hacer y no todo lo que se está aprobando se está haciendo en la dirección que algunas personas consideramos correcta”.
Ante todo, la experta alavesa recomienda tres principios básicos para cualquier persona que trabaje en el sector: “tenemos que informarnos, formarnos y procurar estar en colectivo”. Desde esos principios básicos, “hay que aprovechar la dinámica que se ha generado de negociar y hablar las cosas con las administraciones” tras la aprobación por el Congreso en 2018 del llamado Estatuto del Artista.
También hay que saber utilizar el hecho de que en los últimos años, “hay una mayor conciencia tanto por parte del sector como de las administraciones e incluso de la sociedad” en torno al valor de la cultura y de la necesidad de contar con un marco laboral, social y económico adecuado. Y es que además de aportar talento, creatividad y habilidad, hay dinero, pero también unas formas de trabajo que muchas veces tienen que ver con la intermitencia y una serie de singularidades que no se suelen tener presentes, algo que sí sucede, por ejemplo, en el sector agrícola.
Avances y tiritas
En las consideraciones del Estatuto del Artista hay un punto esencial: el reconocimiento de la especificidad del sector. Desde esa idea general, es necesario seguir profundizando porque si no van a seguir las desigualdades, el trabajo en B y los problemas. En este sentido, en las medidas que se van aprobando hay puntos positivos, pero también “varias cosas que son meras tiritas y cuestiones que son absolutamente insuficientes”. Hay mucho margen de mejora.
En los avances, con respecto al Real Decreto del 10 de enero, está la creación de la prestación de desempleo para trabajadores por cuenta ajena suscritos al contrato de artistas. Además, hay un compromiso para generar dos comisiones de trabajo en torno a la fiscalidad y seguridad social para autónomos; y sobre las enfermedades profesionales.
Pero también hay propuestas que se han quedado a medias. Es el caso de las personas autónomas que ganan menos de 3.000 euros al año. “Como artista tienes que paga 161 euros al mes, es decir, más de 1.900 al año. ¿Con esto, en serio, han creado una mejora?”. “Faltan un montón de cosas, por ejemplo, en lo que respecta a la Seguridad Social para autónomos. La nueva cuota es absolutamente devastadora. Se supone que es proporcional a los ingresos pero es bastante injusta con quien menos va a ganar. Y no tiene en cuenta para nada la intermitencia que muchas veces se da en el sector”.
También es, en parte, “pan para hoy y hambre para mañana” el Real Decreto aprobado el 24 de enero por el que se modifica el reglamento del IRPF para los artistas. “Puede ser interesante siempre y cuando esto se mantenga cuando hagas la declaración de Hacienda”. Más allá de eso, “todavía quedan las dos reformas más importantes en el ámbito fiscal: el tratamiento de los rendimientos irregulares, y la ampliación y concreción de los gastos deducibles”.
Los problemas del TicketBai
En paralelo a estos cambios que se están produciendo se encuentra en marcha otro proceso que sin ser negativo en esencia, sí está produciendo problemas. “La digitalización de la administración supone una traba para el emprendimiento. Pero también para la sostenibilidad de negocios que ya están en marcha, entre otras cosas porque la responsabilidad cae todavía más sobre nosotras. Se nos carga con una serie labores que llevan un tiempo que tienes que quitar de producir, de lo que te da de comer”.
En este contexto, la aparición del TicketBai y el hecho de que sea “un sistema tan rígido” supone un problema importante, sobre todo para quien comienza en el sector, que, por lo general, lo hace “con intermitencia”. Y puede tener graves consecuencias para quien no se dedica por completo a la actividad cultural. “Por ejemplo, yo puedo tener un trabajo ajeno y, además, ser parte de un grupo de música con el que de vez en cuando doy algún concierto en un bar. Hasta ahora, hacía mi factura por esa actuación, declaraba a Hacienda, pagaba los impuestos, no generaba ningún derecho y a correr”. Pero con el TicketBai, “o termino cobrando en B o, directamente, no cobro porque lo que quiero es tocar. Eso va en contra de la cultura, de la economía, y de la dinamización y consolidación del sector”, apunta la experta.