- Puede ser Aletxa. O Manzanos. También Santa Cruz de Campezo. Aparecen además lugares más lejanos. A todos ellos les une que en ellos, la escritora Loli G. García encontró ese momento, esa sensación, esa motivación que motivo alguno de los 25 poemas que componen De Natura (Nimbo Ediciones). El segundo poemario de la autora se hace ahora realidad. De hecho, este jueves tendrá su presentación oficial en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, en un acto que comenzará a las 19.30 horas y que contará con diferentes invitados.

Junto a García, por ejemplo, estará la acuarelista Blanca Olabuenaga, responsable de las 25 imágenes que acompañan a los otros tantos poemas que dan vida a la publicación. También acudirá el escritor Adolfo Marchena, responsable del prólogo, y la editora y autora Belén Fernández, sin perder de vista que también la música se sumará a la propuesta de la mano de Las Mil Y Una, todo ello conducido por el periodista Iñaki Casas.

Será la oportunidad perfecta para adentrarse de lleno en un poemario que arranca con el alba y se despide de los lectores desde el ocaso, atravesando las cuatro estaciones del año. “Cuando estuve preparando el primer poemario, me di cuenta de que tenía bastantes poemas en torno a la naturaleza”, aunque no fue hasta la pandemia cuando se decidió a darle forma a este segundo libro. “Entendí que con todo lo que estaba pasando, la naturaleza seguía su curso. Y me daba paz y confianza cuando estaba encerrada en casa”. El resultado es una publicación en la que, además, se pueden encontrar varios códigos QR para escuchar el recitado de diferentes poemas.

“Ahora mismo, para mí la naturaleza es paz y serenidad. Lo que busco es transmitir esas sensaciones”. Al fin y al cabo, ella es “conocedora de su eternidad”, deja escrito García en uno de sus poemas. Frente a eso, el ser humano es una pieza más de ese ciclo constante que es la vida. “La poesía es una forma de poner en valor a la naturaleza y de acercarnos a ella” y a ello responde un libro que, en principio, no iba a contar con imágenes. Sin embargo, “quería que la gente pudiera sentir lo que yo he percibido en los lugares que provocan estos poemas, quería que se vieran”, y ahí es donde el aporte de Olabuenaga se convierte en básico gracias a obras que ya estaban realizadas con anterioridad como a nuevas creadas para el libro.

Ahora llega el momento del público, de quienes se sumen a este paseo por la palabra, la acuarela y la naturaleza. “No es igual a Como mariposas muertas, no puede serlo porque cada libro tiene su momento”, más allá de que el hecho de ser una segunda referencia supone también que el nivel de autoexigencia sigue creciendo. “Quien escribe, lo hace primero para sí. Y si después gusta, mejor que mejor, porque la obra no se completa hasta que no se encuentra con el otro. Y el otro puede ver cosas distintas a lo que tú has querido decir”, describe la escritora, que reconoce que ya está con su tercera publicación entre las manos. Pero todo llegará. Ahora toca compartir con los lectores y las lectoras lo que se encuentra en De Natura.

Junto a los 25 poemas que componen el libro también se encuentran otras tantas acuarelas realizadas por Blanca Olabuenaga

La publicación incluye también varios códigos QR para poder escuchar el recitado de algunos de los textos de la autora vitoriana