Soy un asiduo espectador de festivales de cortometrajes y últimamente estoy echando en falta encontrarme con corto de carcajada gamberra”, confiesa Gorka Aginagalde. Por eso, ha decidido hacer realidad una idea que le venía rondando hace tiempo y que, aunque parezca mentira conociendo su trayectoria teatral y audiovisual, supone su debut al otro lado de la cámara. El fiestón, que ha codirigido junto a Xabi Vitoria, es ya una realidad que se estrenará en Gasteiz el próximo 8 de abril.

El propio actor vitoriano junto a Lander Otaola, Gurutze Beitia, Iñigo Salinero, Ylenia Baglietto, Andoni Agirregomezkorta y Karra Elejalde, entre otros intérpretes, dan vida a esta historia en la que “empiezas con unos cuantos je, je, sigues con más je, je, je y terminas con un ¡hijos de puta!”. Es lo que se busca con una producción de Aginagalde junto a Play Gasteiz, en cuya sede de Zaramaga se rodó durante una larga e intensa jornada este filme. “Ha sido un gran esfuerzo, pero muy, muy divertido”, apunta el intérprete en torno a una propuesta que no solo protagoniza y dirije. Es también el guionista. “Repetiré, sin duda”.

A falta de poder dar mucho detalles sobre el argumento, el corto, como bien indica su nombre, se desarrolla durante una fiesta en una casa que parece convertida en una pista de discoteca por la que van apareciendo toda una serie de curiosos personajes. “Con El fiestón hemos preparado una gran gamberrada con un final sorpreviso que no te esperas”, una apuesta que a partir de esta primavera empezará lo que se espera que sea un largo recorrido por festivales.

Pero más allá de las risas, el corto es resultado del trabajo de un equipo de 34 personas -“todo el mundo ha cobrado porque tenemos que ser los primeros en dignificar esto que hacemos”, como apunta Vitoria-, que se han volcado en llevar a buen puerto el resultado final de un guión que ha tenido unas 13 versiones. En el origen, están dos vivencias personales de Aginagalde que, en apariencia, poco o nada tienen que ver: por un lado, una exposición en el Guggenheim de Yves Klein; por otro, las fiestas infantiles a las que acude su hija.

Todo eso se tradujo en un argumento que empezó a cobrar vida definitiva cuando el actor y Vitoria se conocieron a raíz de otro cortometraje, El carné, dirigido por el también responsable de Korterraza. Ahí se produjo una química a la que se le ha dado continuidad aquí, también contando con buena parte del mismo equipo. “Ha sido todo un aprendizaje”, apunta Aginagalde, quien asegura que “ahora respeto mucho más a los directores; el actor, con su ego, no se da cuenta muchas veces del puzle que tienen los realizadores en la cabeza, el tetris que montan con todos los elementos artísticos y técnicos. Es una locura dirigir y eso que yo solo lo he hecho un día y con la ayuda de Xabi, no me imagino lo que tiene que ser un rodaje de ocho semanas”.

De todas formas, ahora es el momento del público. “Es un corto para reír”. No hay más objetivo. Y para ello se ha cuidado cada detalle. “El ritmo es algo fundamental y aquí lo hemos cuidado mucho”, señala Vitoria, al tiempo que reconoce con una sonrisa que de la primera versión del guión tuvo que quitar “unas cuantas cosas algo salvajes”. Como él mismo dice, “si alguien me pregunta para qué me necesitaba Gorka en El fiestón”.

Más allá de bromas, el corto ya está en plena cuenta atrás de cara a su estreno. Será el momento de compartir un trabajo en el que han tomado parte Sonora Estudios, el músico Luis Mari Moreno Pirata, todo ello sin perder de vista el aporte económico de Laboral Kutxa.