- El director valenciano Adrián Silvestre presentó ayer su segundo largometraje, Mi vacío y yo, dentro de la programación del 25 Festival de Cine de Málaga. La cinta, que compite en la sección oficial del certamen, reflexiona sobre la búsqueda constante de la identidad a través de la historia real de una mujer trans.
Raphi (Raphaëlle Pérez) es una persona joven, andrógina y algo naíf. Escribe poemas y sueña con enamorarse de un príncipe azul. De su Francia natal se traslada a Barcelona, donde la realidad está muy lejos de ser como la proyecta. Tras ser diagnosticada de disforia de género, comienza un arduo viaje para asumir su verdadera identidad. Médicos, compañeras, artistas y hombres que va conociendo le darán sus propios consejos, pero solo el tiempo y la experiencia ayudarán a Raphi a encontrar su lugar en el mundo. Silvestre explicó que el largometraje “habla de cómo constituimos nuestra identidad a partir y a pesar de la mirada de los demás”. El contenido de la cinta sonfragmentos de la vida real e historias íntimas de su protagonista, la propia actriz. “Lo que se ve en la película es la realidad misma, no hemos edulcorado nada”, sostuvo Pérez, que contó que se sintió angustiada al recordar experiencias difíciles al rodar y reconoció sentirse “valiente y orgullosa” de hacerlo.
También en la sección oficial se presentó Cadejo blanco, del director estadounidense Justin Lerner. La cinta, una coproducción entre Estados Unidos, México y Guatemala, narra el modo de vida de las clicas, las bandas criminales de Puerto Barrios, Guatemala.
Una noche después de una fiesta, la hermana de Sarita desaparece. Convencida de que Andrés, el peligroso exnovio de su hermana, tiene algo que ver, Sarita se convierte en su amiga y se infiltra en su pandilla. Con una determinación inquebrantable por descubrir la verdad, Sarita se involucra cada vez más con Andrés y el mundo implacable de su pandilla. El trabajo es el resultado de un trabajo con un elenco no profesional que ha vivido de primera mano la criminalidad y la violencia de las calles de Puerto Barrios. Lerner contó que construyeron el guion después de tres años de investigación y entrevistas en la ciudad: “Escribimos un texto basado en historias reales que nos contaron los propios barrioporteños”. Añadió que hicieron el proceso de casting en las calles de la ciudad. “La película tiene dos objetivos: enseñar al mundo la vida de allí y también dar oportunidades y buscar maneras de salir de esa forma de vida tan precaria”, concluyó Lerner.