anciones desde la Tumba, el subsello de Subterfuge, resucita estos días a Negativo, el avanzado y pionero grupo vasco que combinó punk rock y glam a finales de la década de los años 70, con la edición de un vinilo de los donostiarras que incluye sesiones inéditas y un arte firmado por el mítico Iván Zulueta, hermano del vocalista de la banda, que apenas ofreció una decena de conciertos antes de que sus miembros viajaran a Madrid y aportaran su sapiencia a Parálisis Permanentes, Alaska o Desechables.
El subsello de Subterfuge, que ha realizado rescates arqueológicos de La Banda sin Futuro, Euskodemos, Ciudad Jardín, Los Vegetales, Farmacia de Guardia o Alaska y Pegamoides, indaga ahora en la historia sonora de Negativo, un grupo donostiarra que empezó a ensayar en 1977 y en el que dieron “sus primeros pasos” miembros de Parálisis Permanente o Ángel y La Guays, y Ángel Altolaguirre, productor de Desechables y Alaska y Los Pegamoides, como recuerda Carlos Galán, capo de Subterfuge.
Negativo1977-1980 , disponible en la tienda del sello, es un vinilo “de edición limitada”, aclara Galán, que rescata 14 canciones de “un valor incalculable” -no llegaron a publicar disco alguno, solo una maqueta- y que cuenta con portada de Iván Zulueta, el autor de la película de culto Arrebato, en cuya banda sonora sonaba el grupo donostiarra. El disco, que ha sido coordinado en sus inicios por el cronista musical vasco Fernando Gegúndez, es realidad gracias al “trabajo magistral”, según Galán, realizado con cintas de formatos casi extintos por Miguel Ángel Caballero.
Hubo un tiempo que hacer rock’ n ’roll en Euskadi era peligroso. Antes, mucho antes del Rock Radikal Vasco, cuando todavía molaba el cantautor euskaldun y antifranquista, y la izquierda abertzale no había visto la luz y todavía destacaba su papel colonizador y su ligazón con la heroína, Negativo ya estaban allí, precediendo a un primer Donosti Sound que conformaron, cercano ya 1980, Mogollón, UHF, Puskarra o los futuros Derribos Arias, aún La Banda sin Futuro, como explica con tino Gegúndez en el magnífico fanzine que acompaña al disco.
Al grito de “maricones” solían recibir a Negativo en los apenas diez conciertos que dieron. Aprendieron del glam y explotaron con el punk, en 1977, con un primer y efímero vocalista, Pablo Gazcue, que llegó a hacer coros a Kaka de Luxe antes de suicidarse con la pistola de su padre militar y fue sustituido por el citado Borja Zulueta, quien se había curtido en Brakaman junto a Jaime Stines, el guitar-hero de la incipiente e inolvidable Orquesta Mondragón de Popocho. A él le secundaban Rafa Balmaseda al bajo, el batería Luis González y Altolaguirre a la guitarra, después productor de Alaska y Pegamoides y Dinarama, además de lo más parecido a un Iggy Pop estatal.
El disco rescata a un grupo que “anticipó el futuro” con una serie de canciones sencillas, crudas, cortas y directas a la yugular en la que destaca la pericia de su vocalista y sus guitarras furibundas, tanto o más que la del Tío Modes de La Trapera. Incluían historias de muerte, sexo y perversión que nos arrojan imágenes de gatos asesinos, drogas, espoletas nucleares, violaciones, hechizos nocturnos y etílicos rotos al amanecer, locura, micciones en la ciudad y adolescentes perezosos y llenos de ansiedad cuyos cuerpos “piden guerra”.
Se sabían diferentes. Por eso titularon un tema, de estribillo rotundo, Quiero ser anormal, donde se oye “el futuro ha llegado”. El rescate se inicia con la mítica Sor Teresa la perversa, puro sonido Stooges, con voz demasiado baja y sonido precario. Allí ya cantaban “indiferente a lo que diga la gente”. Y hasta el final, ya con el sonido contundente y bien producido de Qué no haría yo por ti, dejan en el camino el ritmo pesado y tenso de El vecino; la oscuridad after-punk y distorsionada de Vámonos al pajar; el ejercicio glam de Haciendo el amor; la desvergonzada Pis; la punkarra El mono de Alicia o el r&b a lo Burning de Tan divertido, cuya guitarra traspasa la piel y se te mete en los huesos. “Es una joya necesaria para conocer los orígenes de muchas cosas cosas”, zanja Galán.