- RTVE pidió ayer “respeto” para el jurado profesional de Benidorm Fest y ha defendido su objetividad tras el polémico quinto puesto que otorgó a las grandes favoritas de partida, el trío galego Tanxugueiras, en la primera semifinal. “Sus miembros tienen sus gustos y opiniones, pero queremos insistir en que es un jurado profesional y así hizo sus valoraciones. No sabían qué estaba votando el de al lado ni se pusieron de acuerdo”, aseguró María Eizaguirre, directora de Comunicación de la corporación pública.
Sus palabras llegan tras los abucheos del público en la gala y las suspicacias en redes sociales que levantó la lectura de la suma conjunta de los votos del jurado profesional, que deparó 55 puntos a Chanel, seguida de Blanca Paloma (41), Azúcar Moreno (39) y Varry Brava (39). Por detrás quedaron Tanxugueiras (38) y Unique (28).
Lo cierto es que el sistema de votación elegido para el festival generó recelos desde su presentación por las diferencias que podría generar entre el dictamen del jurado profesional, integrado únicamente por cinco personas que aportan el 50% de la nota, y el voto popular. El jurado cuenta con una representación estatal y otra internacional en proporción de tres a dos. En esta primera edición del festival, el bloque español lo integran la profesora vocal Natalia Calderón, que ha trabajado con los representantes españoles de las últimas ediciones del Eurovision Junior; la coreógrafa y escenógrafa Miryam Benedited, y la mezzosoprano e inspectora de la Orquesta y Coro de RTVE, Estefanía García. El internacional lo componen el austríaco Marvin Dietmann, director artístico y responsable de numerosas puestas en escena en Eurovision, entre ellas, la de Blas Cantó en la última edición o la de Conchita Wurst en 2014, y Felix Bergsson, jefe de la delegación islandesa.
Según las normas, cada uno de ellos otorga puntos a cada uno de los participantes de manera independiente y por este orden según sus preferencias: a su favorito 12, al siguiente 10, luego 8, 7, 6 y 5 y se procede a hacer suma del total de cada aspirante. El otro 50% de la nota procede del voto popular, que a su vez se divide en dos bloques de peso equivalente. Por un lado, el habitual televoto y, por otro, un jurado demoscópico, un sistema que también aplica el Festival italiano de San Remo. Este está integrado por más de 300 personas que pretende ser una representación de la población española por género, edad y comunidad autónoma, de forma que una región concreta no sea determinante en las votaciones a favor de un artista de la misma.
Fue el caso de Galicia, que se volcó con Tanxugueiras y su tema en gallego con electrónica y raíces folk Terra y con frases en euskera y otras lenguas cooficiales. El programa tuvo allí su mayor cuota de audiencia, un 24,3%, y cristalizó en un televoto que le dio al trío de pandereteiras la máxima puntuación. El demoscópico le otorgó la segunda, tras Chanel. Tanto en uno como en el otro caso del voto popular, los puntos no son porcentuales. Tras la recepción de llamadas y SMS, los aspirantes se ponen en orden de preferencia de la audiencia por número de apoyos recibidos y así reciben, por orden, 30, 25, 20, 15 y 12 puntos.
Al final de la noche, Blanca Paloma acumuló 79 puntos y Varry Brava, 74. Se quedaron sin plaza para la final Azúcar Moreno (69) y Unique (55). Primera fue Chanel, con 110 puntos, seguida de las gallegas, con 93, una diferencia de 17 puntos que marcó el jurado profesional.
“El problema de este sistema de votación, si un jurado de cinco personas eleva o hunde a un candidato, es que el televoto por decalaje no puede hacer nada”, alertaba hace días en Twitter Vicente Rico, redactor de la web de referencia Eurovision-Spain, al reclamar un sistema porcentual, como sucede en la preselección sueca.