Con un cuarteto de lujo, Ernesto Aurignac regresa este jueves a Gasteiz. Le espera su primera actuación en el Dazz, un lugar que ya conocen en primera persona el pianista Moisés P. Sánchez, el batería Ramón Prats y el contrabajista Toño Miguel. Los encuentros con el público se producirán tanto a las 18.00 como a las 20.00 horas. Esta última se podrá seguir en streaming por Dazz Live (Youtube), con la opción de poder hacer donaciones.

Un día, dos conciertos seguidos. Cosas de la pandemia.

-Para nosotros, los músicos de jazz, no es tan extraño hacer dos conciertos en uno, por decirlo de alguna manera, o dos pases. Es algo muy de club, en realidad. Antes de que existiera la pandemia, en muchísimos sitios casi siempre hemos tenido la oportunidad de elegir si queríamos hacer un concierto largo o dos pases, aunque eso terminan siendo también dos actuaciones distintas. Así que tampoco ha cambiado mucho.

Es casi imposible resumir en pocas líneas todos los proyectos que desarrolla. ¿Qué se va a encontrar el público en esta ocasión?

-La verdad es que va a ser muy divertido porque Moisés y Toño viven en Madrid, Ramón en Barcelona y yo en Málaga, y justo nos vamos a ver cuando lleguemos a Vitoria. Así que, ¿cuál será la propuesta? Pues no lo sé (risas). Pero seguro que nos lo pasaremos muy bien. Es que con músicos de la talla de esta gente, da igual lo que toques y lo que hagas. Lo mejor que se puede hacer es no ensayar, que todo sea improvisado, que pase todo de una manera muy visceral. Haremos algunos arreglos míos y alguna composición también mía, pero no es algo que en realidad me preocupe. Cuando me junto con músicos tan potentes y es para tocar en un club, me gusta que todo salga de la conversación del momento. ¿Qué os apetece hacer? Pues venga.

Sí, sí, pero en este cuarteto hay mucho líder con personalidades muy marcadas.

-El hecho de que, como dices, cada uno tenga una personalidad muy marcada, en realidad, mola mucho. Eso hace que ocurran cosas que en otras circunstancias no se dan. De todas formas, vamos como Ernesto Aurignac Quartet, así que es mi bolo (risas). Me toca decir qué vamos a interpretar y poner un poco las pautas. Pero con músicos así, no les tienen que decir nada, ni se me ocurriría decirle a uno o a otro que toque de esta o de aquella manera. Buscamos que cada uno haga lo que le salga en el momento.

Interprete y compositor. De hecho, en los últimos tiempos, esa segunda faceta es la que más está desarrollando y destacando. ¿Se llevan bien esos dos Ernesto Aurignac?

-Es cierto que en los últimos años estoy muy metido en la composición, mucho más que en la interpretación. A ser saxofonista le he dedicado muchas horas, tengo mucha experiencia y no es que haya perdido la pasión, pero, de alguna manera, no me divierto tanto como antiguamente. Antes estaba superflipado. Cuando descubrí la composición, me volví loco. Ahora es lo que hago casi cada día. De alguna manera, con el saxo, al ser una línea melódica, siento limitaciones. Mi oído escucha música que no puedo hacer realidad a través del saxo pero sí en la escritura. No sé cómo viven juntos esos dos Ernestos (risas). Voy viendo el día a día. Hoy, el que más activado está es el compositor. Es lo que más me alimenta. Pero el saxo lo sigo tocando, me sigue dando muchas cosas, no creas. Así que creo que cohabitan bien las dos cosas.

Por si fuera poco, también en usted hay una faz pedagógica, de transmisión a las nuevas generaciones. Teniendo en cuenta que para algunos hablar de jazz es hacerlo de música clásica, ¿qué cree encuentran los jóvenes en la improvisación para optar por ella en el camino de la música?

-El jazz, como siempre ha pasado, sigue evolucionando. Quizá está evolucionando a fórmulas bastante distintas a las que yo perseguía cuando empecé a estudiar este lenguaje. Es una evolución muy conectada con la tecnología, con otros sonidos que antes no existían. Decir la palabra siempre es muy loco porque no sabemos lo que va a pasar dentro de 10.000 años, pero la improvisación tiene un componente mágico que, sea cual sea su época, siempre va a estar ahí de alguna manera. En esa búsqueda que nosotros hacíamos antes, las nuevas generaciones también tienen que flipar. Tengo muchos seguidores jóvenes que hacen música actual, por decirlo de alguna manera, y flipan con las cosas que hago o que son más antiguas. De alguna manera, todo se alimenta con todo y todo es necesario. De hecho, cuando escuchas a esta gente de ahora que hace cosas novedosas que están haciendo evolucionar esta música, se nota cuando están influenciados e inspirados por la tradición. Esto, de una manera u otra, siempre va a pasar. Mientras más alimento de tradición tengamos, más podremos mirar hacia el futuro.

Además, todavía queda mucho por hacer, por lo menos a Ernesto Aurignac.

-Uff, eso espero. Me encantaría, por supuesto.