Lleva 18 años al frente de un reality de aventuras que crece exponencialmente en audiencia cada año. Cero desgaste y cien por cien de interés en cada edición. Tiene un genio vivo y ha sabido llevar a los concursantes que le llegan por las sendas que marcan una dura competición llena de pruebas arriesgadas. En esta ocasión, serán tres mujeres las que estén al frente de los equipos del concurso. Pero en esta entrevista, no podía dejar de lado su paso por MasterChef Celebrity. Tampoco la muerte de su compañera de fogones Verónica Forqué. Es muy crítico con toda la polémica que ha surgido en torno a este fallecimiento y las responsabilidades que algunos achacan a la productora. Él se queda con su Vero, la persona y no la actriz. Volvería a MasterChef con los ojos cerrados, un reality blanco para él y donde nadie va a joder, ni a buscar cosas raras.

Se ha convertido en el rostro famoso de cada principio de año.

—Ja, ja, ja... ¿Famoso yo? No. Lo que ocurre es que soy uno de los presentadores de un programa famoso. Se nota que la gente está esperando que llegue el lunes (mañana) para arrancar la aventura, se han hecho las promos y todo está listo para empezar. Además, ya ha saltado la polémica.

La polémica siempre le viene bien a un programa.

—Sí. Es bueno que la gente hable, que diga que algo no le gusta o que le gusta mucho. Lo que tiene de bueno El conquistador es que no pasa desapercibido y siempre genera comentarios en la gente, a favor o en contra... Lo que sea, pero que hablen, esto está bien. No un reality de encefalograma plano, siempre hay sentimientos encontrados cuando se habla de él. Creo que eso está muy bien. Vamos a empezar la edición número dieciocho.

¡Qué barbaridad! Nadie lo hubiera pensado cuando comenzó la primera edición.

—Podemos decir que este año cumplimos la mayoría de edad. ¡Quién lo iba a decir! Pienso que ni en las mejores quinielas se barajaba la posibilidad de durar tanto. Pero esto suele pasar en la televisión muy de vez cuando. Formatos tan longevos hay pocos, contados con los dedos de la mano.

Y muy pocos duran tanto en tan buen estado de salud.

—Cierto. Los datos nos acompañan. La última edición ha sido la más vista y la más comentada. En vez de tener desgaste por el paso del tiempo, es como si hubiera repuntado. Es algo que se escapa a la lógica. No tenemos explicación. Intentamos hacer todo lo mejor posible y con mucho cariño. Parece que a la gente le está gustando cada vez más.

¿Se va a convertir en el Jordi Hurtado de la televisión vasca?

—Sí. Ya me veo como una mezcla entre Jordi Hurtado y Paula Vázquez. Bueno pongamos también a Jesús Calleja. Metes a Jordi Hurtado, Paula Vázquez y Calleja en una coctelera y aparece Julian Iantzi. Ojalá me jubile y esté con bastón presentando El conquistador.

La pregunta de rigor a la que usted siempre contesta con evasivas. ¿Va a haber muchas novedades?

—Ya sé que siempre digo lo de las sorpresas. Este año va a haber más sorpresas que las de costumbre. De hecho, han conseguido sorprenderme a mí. Va a ser una edición en la que no vamos a dar tregua...

Eso lo dice todos los años.

—Ja, ja, ja... Eso también es cierto. Pero va haber muchas sorpresas. La gente ya se está poniendo nerviosa y quiere saberlo todo en el capítulo uno. Pero no, va haber sorpresas a lo largo de todos los capítulos.

Cuestión de tener a la audiencia en vilo, imagino.

—Imaginas bien. Hay que ir soltando las sorpresas poco a poco. Que la gente no tenga tanta prisa, las cosas irán pasando y hasta ahí podemos hablar.

Pero si no ha hablado de nada.

—El programa está estupendo, no ha habido treguas, creo que en ese sentido ha sido la edición más dura. La primera sorpresa ya está desvelada. Tenemos tres capitanas. Al mando solo van a estar mujeres. Esta es la primera sorpresa, ya está dada, pero habrá más. ¿Qué te parece?

No está mal. El año pasado por primera vez en mucho tiempo ganó una mujer.

—Exactamente. Nahia ganó y ahora es una de las tres capitanas. Para Andrea es su tercera participación, ha estado en dos ediciones como concursante. Y tenemos a Bego, fue la gran sorpresa del año pasado. Es como la típica chica que nunca estudia y después siempre saca sobresalientes en todos los exámenes. Nunca había hecho nada, no conocía el programa, pero ya vimos el resultado que dio. Una auténtica máquina que demostró que era muy potente. Han sido buenas concursantes y ahora tienen que demostrar que son buenas capitanas.

Qué es más difícil, ¿ser concursante o capitanear un equipo?

—Son labores diferentes. Hay gente a la que capitanear un equipo le ha quedado grande y que lo ha hecho con maestría y holgura. Es una incógnita siempre, además va a depender mucho del equipo que toque capitanear.

¿No se aburre del programa? Casi 20 años en él parecen demasiados.

—Qué va. Dentro de que es lo mismo o de que te pueda parecer a ti lo mismo, hay muchas novedades cada año. Siempre hay sorpresas, lugares nuevos. Los concursantes siempre son diferentes. Los capitanes, aunque repitan, pueden llegar a ser y actuar diferente en cada edición. Nos llevamos bien, pero ya se sabe que en el programa no hay amigos. En el campo de batalla cada uno tiene que hacer su trabajo. Es un programa que tampoco te deja mucho tiempo libre para aburrirte. El ritmo es tan frenético, que desde que llegas hasta que te vas, no paras, no tienes tiempo ni de pensar. Tiene de bueno que una vez que termina, tengo tiempo para recuperar y dedicarme a mis otras cosas.

Lo lleva bien, parece que a pesar del tiempo, usted tampoco sufre desgaste.

—No, para nada. Es un programa en el que todo está muy concentrado para lo bueno y para lo malo.

Dígame, ¿veremos al Julian iracundo o a la versión más pacífica?

—Este año voy con el propósito de ser más tranquilo. Ya se verá. Quieras que no, hay momentos en los que tienes que echar mano de galones y poner orden. Cuando la gente se pasa, hay que llamarles al orden y ponerles las cosas en su sitio. Este año me he propuesto la paciencia, quizá haya sorpresas. Cuando la gente lea tu entrevista quizá no lo entienda, pero cuando vea el programa, seguro que se da cuenta de lo que quiero decir.

¿Hay mucha diferencia entre los concursantes de las primeras ediciones y los de las últimas?

—Han pasado más de 18 años, el primero se grabó en La Patagonia, el frío era radical. Ahora estamos justo en un clima contrario. Las pruebas se han ido endureciendo. Hay más equipos. Eneko Van Horenbeke estuvo en la primera edición y luego participó en la décima y nos dijo: Estáis locos. Esta es una evolución terrible. Todo es más duro y más complicado. También es cierto que los concursantes de ahora, van con el trabajo hecho de casa.

¿Mucho cuerpo de gimnasio?

—No sé. Mucha gente muy preparada físicamente. Antes muy poca gente te subía una cuerda con la técnica de la pinza y ahora sí, la usan todos y todas. Viene gente más entrenada.

Hablemos de 'MasterChef'. ¿Cómo ha sido la experiencia?

—Una experiencia muy guapa. Esta vez me he puesto en el lado del concursante. En vez de dar cera, he recibido cera. Pero me he dado cuenta de que se puede aguantar mucho. Se puede estar tranquilo de aceptar los zascas.

No ha sido muy protestón.

—Siempre hay derecho a réplica, siempre se puede protestar. Yo fui humilde en ese sentido. A un señor que tiene estrellas Michelin, ¿cómo le voy a llevar la contraria en el tema de gastronomía? Cuando había una crítica, hay que aceptarla para mejorar. He aprovechado para aprender de cocina. Ahora abro el frigorífico y con lo que hay preparo un plato. Tuve algunos problemas, la ama se me fue durante la grabación y luego tuve que hacer los debates de El conquis, Patxi (Alonso) se lesionó. Hice lo que pude y me defendí como gato panza arriba. Aguanté y después, a casa.

Una edición que terminó con un lazo negro, la muerte de Verónica Forqué.

—Sí, la verdad que sí. Nosotros no queremos entrar al trapo. Se han escrito muchas cosas, muchas que no son ciertas. Pero entras a desmentir y también se genera polémica. Verónica Forqué se ha ido, nuestra Vero. Su faceta de actriz es incuestionable, pero nos quedamos con la persona que conocimos. Era alegre, bondadosa, cero maldad...

Mostró su genio.

—Sí, pero a los dos minutos te echaba los brazos. Vero era una persona maravillosa. Hay que respetar lo ocurrido. El caso es que ya no está, ha iniciado un viaje a no sé dónde y hay que respetarla a ella y a la familia. No sé por qué hay estas ganas de hablar y de indagar. Se ha ido, qué más le da a la gente. Los que la conocimos la echaremos de menos. Se fue del programa porque cogió covid, no por tantas cosas como las que se han publicado por ahí. Alucino con lo que dice la gente. Que se saque carnaza con un tema como este.

Cambiemos de tema, este duele. ¿Volvería a un concurso como 'MasterChef'?

—Volvería encantado. Volvería preparándome mejor e intentado hacer las cosas mejor de lo que las he hecho. MasterChef esun reality muy blanco. Ahí no se va ni a joder ni a buscar cosas raras. Sabemos lo que está grabado y lo que se ha emitido. A mí desde la productora me han ayudado con lo de mi madre lo que no te puedes ni imaginar. También con lo del tema de El conquis, gracias a ellos pude hacer los debates. Toda la experiencia ha sido muy positiva. ¿Volver? Por supuesto que sí, me lo pasaría bien.

"Los que conocimos a Verónica Forqué, nuestra 'Vero', la echaremos mucho de menos"

"Los concursantes de 'El conquistador' vienen muy preparados y muy entrenados físicamente"

"Mezclas en una coctelera a Jordi Hurtado, Paula Vázquez y Calleja y sale un Julian Iantzi"