- El realizador francés Eric Besnard, autor de la delicada Pastel de pera con lavanda (2015), vuelve mañana a las salas con Delicioso, una comedia apoyada en datos históricos que recrea -con una historia de amor desigual en medio- el nacimiento del primer restaurante de Francia.

Sumergido en “muchísimas lecturas históricas”, porque quería documentarse “y razonar” sobre la identidad francesa, cayó en sus manos un documento sobre la creación del primer restaurante de Francia: “Y se me iluminó el vehículo que podría servir para hablar de lo que yo quería”, explica. O sea, hablar del Siglo de las Luces y de la Revolución Francesa; todo ello, unido a su amor por la cocina y su “devoción por compartir mesa”. Así, Delicioso lleva al espectador a la Francia del siglo XVIII, en los albores de la Revolución Francesa, cuando el prestigio de una casa noble dependía de la calidad de su mesa y, sobre todo, de la capacidad de su cocinero de sorprender a sus invitados.

La película arranca con una escena en la que los invitados por el Duque de Chamfort al que sirve el cocinero Manceron, humillan al cocinero por utilizar un ingrediente tan vulgar como la patata. Y es despedido.

Aunque lo parezca, “no es una parodia -explica Besnard-, es que entonces era así, de hecho, eso fue lo que hizo que ocurriera la Revolución Francesa: Algunos vivían en el fasto, en la opulencia, y otros no tenían pan para comer”.

Sin señor que aprecie sus platos, Manceron pierde el gusto por cocinar y decide volver a su casa en el campo. Hasta allí llega una misteriosa mujer, Louise, que le entrega todos sus ahorros para que la enseñe a cocinar. El chef acepta y empieza a cocinar sus exquisiteces para la plebe: acaba de nacer en la campiña el primer restaurante de Francia.

“Cuando se habla de Revolución no era solo guillotinar aristócratas, era también acabar con la desigualdad, incluso para los aristócratas -apunta-, fomentar el encuentro de distintas clases, razas y religiones”. Y consentir historias de amor desiguales.

Delicioso es el nombre del pastel de patata -con trufa- que le valió el despido a Manceron y el nombre que dan a ese primer restaurante.