Muchos son los músicos que envidian la fidelidad del colectivo heavy metal a su género y motivos, desde luego, no les faltan. Y es que da igual las décadas que pasen, porque no se trata solo de un estilo musical sino de una filosofía de vida que se mantiene hasta la tumba, y que no entiende de modas, ya que más bien pasa de ellas. Eso es así, por mucho que se le intente desprestigiar con tópicos, muchas veces alejados de la realidad, y muy difícil de explicar a quien no haya sentido nunca la pasión que desata un mar de cuernos en alto.

De esta fidelidad volvió a dar fe, en este caso la parroquia metalera gasteiztarra, en el retorno a los escenarios 27 años después, de una de sus bandas ochenteras: T-34, ahora rebautizada con el nombre de T-TreintayCuatro, por temas de visibilidad en el actual mundo de las redes sociales, y con nuevo trabajo bajo el brazo: Reignición. Toda una declaración de intenciones para dejar claro que han vuelto para quedarse.

Figuraban en el cartel del November Metal Fest -que acogió Urban Rock Concept- junto a los gallegos Aquelarre y los también locales Unbound, aunque a nadie se le escapaba que el principal reclamo de la cita estaba en los alemanes Grave Digger. El covid volvió a hacer de las suyas, a poco más de 24 horas del inicio del festival, cuando se tuvo que anunciar la cancelación de los cabezas de cartel, que no pudieron volar por el positivo de uno de ellos, y sala y promotora lejos de amedrentarse ante el caos ocasionado, optaron por devolver el precio integro de las entradas y seguir adelante con el programa, de forma gratuita. Le tocaba responder al público y vaya si lo hizo, ya que la entrada fue masiva, precisamente, porque la vieja guardia no podía perderse la oportunidad de rememorar aquel lejano concierto de 1984, en el polideportivo de Landazuri, cuando unos entonces jovencísimos T-34 debutaron en directo, junto a Hydra, Yugular, Piruleta de Hormigón y Osiris.

“Nos estrenamos ante 1.100 personas. Algo hoy día impensable, porque hay mucho grupo y de una calidad impresionante. En los 80, en Gasteiz, de heavy metal éramos siete, chavalitos autodidactas que no sabíamos tocar ninguno, y nos teníamos que ir hasta Donostia para ver una batería en directo. Hoy hay más oportunidades de ver y aprender, hasta sin moverte de casa, con tutoriales por Youtube de cualquier ídolo. Eso sí, antes tocábamos, ahora es muy difícil. Mucha oferta y poca demanda. Hay que dar cabida a esas, calculo en torno a 70, bandas de rock-metal que habrá en la ciudad ahora”, explica el batería, José María Ruiz de Azúa, miembro también de los míticos y desaparecidos Zorrostiaga, así como de Perseveranth, y único integrante fundador de T-34 que sigue adelante.

Con todo, el regreso cuenta con el beneplácito absoluto de sus entonces compañeros Jesús Domínguez (voz y guitarra), Koldo Rama (guitarra) y Mikel Ruíz de Azúa (bajo). “Por edad o lo que sea no han podido sumarse, pero han colaborado mucho en alguna grabación y en el aporte fotográfico que acompaña al EP”, apunta Ruiz de Azúa.

De hecho, su apoyo quedó manifiesto con su presencia en el escenario, el día de la puesta de largo de Reignición, para sorpresa y alegría del público presente, acompañando tanto a José María como al resto del actual grupo, formado por Fulgen Zarza (bajo), Ion Ruiz (guitarra), Alberto Hernando (voz) y Luis Romero (guitarra). Y es que ahora son cinco en lugar de aquellos cuatro compañeros de clase y hermanos que, influenciados por Judas Priest y Black Sabbath, vieron cumplido el sueño de formar un grupo y actuar ante el público.

“Duró poco. A finales de 1984 nos despedimos del público en Ali y nos disolvimos, porque no logramos encontrarme un sustituto a la batería, cuando me llamaron para cumplir el servicio militar. Luego, a mi regreso, quise retomar, pero fue imposible. Casi todos estaban con otros grupos y a mi siempre se me quedó esa cosa de saber qué hubiera pasado con T-34 de no haber parado la actividad y cómo hubiera evolucionado nuestra música”, recuerda José María.

En esta corta pero intensa época, tuvieron tiempo de grabar una demo con los temas: El Esclavo de la Niebla, El ascensor, La Idea y Deja Ver al de Atrás, en los que trataban desde la crítica de la lacra que fue la droga para la juventud de aquella época, hasta vivencias tanto musicales como personales. En 2018, formando ya José María parte de Perseveranth, propuso al guitarrista Ion Ruiz recuperar alguno de aquellos viejos temas, actualizarlos y grabarlos. “Yo probé las voces, el resultado fue satisfactorio y, tras tener la aprobación de los antiguos miembros, pasamos a retomar el grupo componiendo nuevos temas y modernizando los viejos, y teniendo siempre al heavy metal como base”, resume Hernando que, a imagen y semejanza de la primera formación, también se ocupaba del bajo, pero “decidieron liberarme e incorporar un quinto miembro”, explica.

Rearmado ya el tanque (el nombre del grupo esta tomado del famoso tanque de guerra soviético que combatió a los nazis en la Segunda Guerra Mundial) y, en puertas del inicio de la pandemia, entraron a grabar en los estudios Railway Records de Olazagutia, donde trabaja Ion, aunque “con todo el problema del covid no se ha podido lanzar hasta el pasado noviembre”, añade Ruiz. En total el EP lo integran cinco temas, entre los que no podían faltar desde los viejos El esclavo de la niebla o Salto de fe hasta nuevas composiciones, tales como Bestia de metal o la que da nombre al disco, Reignición.

El porqué, “está claro, estamos reactivando el grupo. El coche de la portada es un clásico real, que pertenece a José María y que aún puede sacarle los colores a alguno de los modelos modernos. Y el tema es lo mismo, habla del coche, que es una metáfora del propio grupo; o mejor dicho de José María y de los músicos de su generación, que estarán mayores pero aún pueden dar mucha guerra”, explica el cantante que no quiere perder la oportunidad de dar las gracias a Joxeant Bi, “que nos ha echado un cable con fotografía y artwork”.

Cierra el trabajo Zorrostiaga Saloon. Un tema de 1986 “que no tenía que estar, porque es de Zorrostiaga”, apuntan. Y es que en plenos ensayos, T-TreintayCuatro recibió una llamada comunicándoles el fallecimiento de Pepe Carmona. “Era el fan número uno de Zorrostiaga, hasta hizo que nos juntásemos para tocar en su boda, así que decidimos incluirla en el EP como un homenaje a su persona. Esperamos que le guste esté donde esté”, apostilla el bajista Fulgen Zarza.

Respecto a futuros conciertos, la experiencia les hace ser precavidos, máxime en la situación actual. “Somos un grupo muy pequeño y, en una buen temporada, dudamos que nos toque, dado como esta el panorama”, matizan. Lo que tienen claro es que no son un proyecto puntual, sino un grupo que apunta hacia el futuro. Gasteiz ha rearmado su tanque y éste no esta dotado de marcha atrás.