Cinco años y una pandemia. Se dice pronto, pero el ciclo Tablao Flamenco ha conseguido disfrutar de lo primero y sobrevivir a lo segundo. Se cumple un lustro desde aquella primera actuación que protagonizó Fuensanta Blanco. Eran muchas las ilusiones y los retos que había entonces. Hoy hay ganas y necesidad de seguir recorriendo el camino desde la capital alavesa, más allá de que la situación sanitaria ponga sus trabas. De momento, toca celebrar. El próximo día 19, en Le Coup, tendrá lugar el trigésimo quinto encuentro con el público, que vendrá de la mano de la bailaora Edurne Portilla. “Hemos llegado a consolidar una base social”, apunta Ángel López León, fundador de una iniciativa que es realidad gracias al trabajo de Producciones Nómadas.

“El valor añadido del arte flamenco, en cualquier disciplina, es la trascendencia de los pasos propios, de los acordes, los ritmos o las melodías para conseguir una improvisación única e irrepetible. Es la gran expectación sobre lo que puede llegar a ocurrir en el momento presente de la actuación”. Es lo que se viene defendiendo en estos años, en los que “ha habido que luchar mes a mes para afianzar la iniciativa, para darle estabilidad, para que la gente tenga una referencia a la que acudir”. Un objetivo que está cada día más cerca pero sabiendo que “el flamenco tradicional no es algo para mayorías”, ya sin entrar en cuestiones de prejuicios.

Casi medio centenar de artistas, entre los que hay incluir también cantaores, guitarristas y percusionistas, han puesto su arte al servicio de Tablao Flamenco, sin perder de vista, por supuesto, a bailaores y bailaoras: Victoria Granados, Mónica Iglesias, Edurne Portilla, Sara Nieto Sarini, Julio Ruiz, Toñi Estepa, Lisi Sfair, Fuensanta Blanco, Cristian Pérez, Felipe Clivio, Mariana Collado, Lucía de Miguel, Adriana Bilbao, Juan Carlos Avecilla, Paca Rodríguez, Azahara Herrera, Lidia de Lorenzo, Maite Jiménez, La Pulga, Eva González La Lagartija, María José González y Rubén Puertas.

Hasta la aparición de la pandemia, cada sesión se abría con el denominado Espacio Hang, una propuesta de música ambiental en directo con la que generar un “ambiente cálido, apacible, tranquilo y relajado”, antes de que todo comenzase. La idea es poder recuperar este punto de encuentro previo con el público cuanto antes, igual que otras cuestiones que el covid ha dejado paralizadas. Lo que sí es igual es la estructura del tablao, que siempre arranca con el cante para dar paso después al baile. Tras el descanso, vuelta al escenario. “Y de ahí nos vamos al fin de fiesta, en el que se suele invitar a algún amigo, a alguien que ha estado entre el público para sumarse y participar del corrillo final”.

Pero detrás de cada uno de esos momentos hay mucho esfuerzo, trabajo y también implicación de no pocas personas. Por ejemplo, esta propuesta en Vitoria hubiera sido imposible sin el aporte y colaboración, desde Pamplona, de la bailaora y profesora Juncal Sola. “Sin ella, todo esto no existiría”. Por no hablar de los escenarios que han acogido la iniciativa: sobre todo Le Coup pero también La Monstrenka y la Bodeguita Santa Clara. “Además está el apoyo brindado por las academias de flamenco de nuestra ciudad: Al Compás del Alma de Maite Jiménez, Teantro de Askoa Etxebarrieta La Pulga, la Escuela de Aitor Rivera, y Traspasos con Rosa Lahoz”. Al fin y al cabo, todo suma. Por supuesto, también el público. Su participación “es nuestra mejor credencial”. También a la hora de mirar a un futuro en el que seguir construyendo escena en Gasteiz.

El día 19 en Le Coup, el ciclo celebrará su trigésimo quinta cita con el público, en esta ocasión gracias a la bailaora Edurne Portilla

Desde la primera actuación, a cargo de Fuensanta Blanco, casi medio centenar de artistas han tomado parte hasta ahora en la propuesta