Conoce bien el camino que une Aretxabaleta con Gasteiz. Recorre el asfalto cada semana de manera constante. En la localidad guipuzcoana lleva las riendas de una casa rural. En la capital alavesa, sigue formándose como músico, comparte un combo nacido en el seno de Avant Music Center y está poniendo en marcha su proyecto en solitario. Todo ello después de que hace unos años, Mikel Zamora decidiese romper con todo y volver a sus orígenes. Quién me lo iba a decir, es un buen reflejo de ello. “Nunca es tarde. Tampoco a los 40. Uno se puede reinventar, es una idea que quiero trasmitir”, explica el cantante, guitarrista y compositor.
A Madrid vuelve alguna vez de visita. Pero no piensa para nada en recuperar lo que dejó. Al contrario. “De trabajar en una multinacional y tener un concepto de éxito determinado pasé a un entorno rural, a conectar de nuevo con la familia y la naturaleza. También con la música”, una ruptura que inspira su primer sencillo tanto en la letra del tema -hay versión en castellano y en inglés- como en el vídeo (en YouTube se puede ver en el canal MikelMusic). A él, en el EP que saldrá en diciembre, se le unirán otros cuatro cortes, todos grabados y producidos en Vitoria con Raül Vera.
El trabajo se publicará tanto en formato digital -el artista está presente en Spotify, Instagram y Facebook- como físico (CD), y será el paso previo a la presentación en directo, para la que se está trabajando de cara a principios de 2022. Con todo, la idea es seguir lanzando sencillos, acompañados por su correspondiente vídeo. Sobre estas bases, la intención pasa por ir conquistando al público con una propuesta que camina por el pop rock para tratar temáticas diferentes entre sí.
“Cada tema ha sido como una catarsis de algo, como una liberación. Con el primero quería transmitir ruptura, no solo la sentimental, sino una ruptura con una forma de vida, con un lugar como Madrid. Cambiar de vida y reinventarte. Pero hay también algún tema reivindicativo, de cambio social. Y hay canciones más positivas, de fuerza y de empoderarse”. A ello, en euskera, se une otro corte “sobre mis sentimientos hacia una tierra que quiero muchísimo pero que tampoco ha sido fácil para una persona cuyos padres son de Castilla”, apunta el intérprete.
A partir de ahí, Zamora espera que “la música te ayude a conectar; que te toquen las emociones que están en estas composiciones, que te ayuden a conectar contigo mismo, con tu vida. Que el EP te lleve en un viaje de conexión y aprendizaje”. Eso sin olvidar que el proyecto, para él y es también parte de lo que quiere transmitir, es una forma de “vencer ciertos miedos”.
Así lo afronta él, tras aprovechar el tiempo del confinamiento para desarrollar varias melodías que tenía bocetadas. “Necesitaba parar para centrarme y darle cuerpo a todo. Así que en vez de invertir el tiempo en ver series, trabajé en estas y otras canciones. De hecho, creo que tengo como para dos discos”. Todo se andará. De momento, el primer EP está a punto de publicarse. “La música es una puerta que he abierto, que no sé a dónde me va a llevar, pero que me está proporcionando un viaje del que estoy aprendiendo mucho”.
“Nunca es tarde” apunta Zamora, que hace cuatro años dejó su trabajo y su vida en Madrid para regresar a Euskadi
Un total de cinco temas grabados en Vitoria con Raül Vera en la producción componen la tarjeta de presentación del proyecto