- Un buen número de sus creaciones, ya sean pinturas o esculturas, se encuentran en manos de terceros, aunque él se ha preocupado a lo largo de los años de llevar un registro de lo hecho a través de diapositivas y fotografías. Aún así, son varias las piezas que llevan la firma de José Luis Álvarez Vélez que le rodean en su casa. “Me estoy quedando sin sitio”, sonríe. Hace más de dos décadas que no expone, pero eso no significa que haya parado de generar arte. Por eso, y en una ciudad “que no tiene ni una sola galería privada y con eso se dice todo”, él quiere promocionar sus piezas con la edición de un calendario especial de cara a 2022.

“No hacer exposiciones supone que no estoy muy de actualidad” y de ahí este recorrido temporal y fotográfico, en el que cada mes está dedicado a una escultura que se muestra desde distintos ángulos. “Hay muchos matices diferentes en una obra, no porque estés observando la parte de atrás, ese lado es menos que otro”, y de ahí que se recojan distintas perspectivas sobre unas piezas que pertenecen a épocas diversas. “En realidad la selección ha dependido del azar; he dejado que la categoría de las obras hablase por sí sola”.

También como pintor, el autor gasteiztarra se define como “un artista al que le gusta todo lo orgánico; me gusta que la escultura y la pintura estén siempre vivas, que aunque sean cosas estáticas en cuanto a la visión, no lo sean en lo referente a los ritmos”. Aún así defiende que las dos disciplinas tienen sus diferencias. “Son distintos el escultor y el pintor. El escultor, normalmente, es un gran dibujante. Por medio del lapicero, al ritmo de las rayas, va conformando la escultura. Pero no capta el color. Para el pintor, sin embargo, el mundo cromático es su esencia, más allá de que igual no sea tan buen dibujante como el escultor”.

Con todo, aunque quien también se dedicó a la enseñanza artística sigue volviendo de vez en cuando a la pintura “porque tengo mono”, es la escultura la que mantiene su protagonismo. “La llevo haciendo desde muy joven y guardo algunas cosas de aquellas primeras épocas en la escuela de artes. Siempre me ha gustado la materia, tocarla y enredar con ella”. Sin menospreciar ningún material, Álvarez Vélez sostiene que “el verdadero escultor no está en la materia que usa, está en el barro. El barro es la esencia, es la clave de la escultura, siempre el barro. El verdadero artista en la escultura está ahí, en el barro”.