-El pianista ruso Grigory Sokolov, considerado uno de los mejores del mundo, regresa a la Quincena Musical de San Sebastián con un esperado concierto, que tendrá lugar el próximo lunes en el Palacio Kursaal, donde ofrecerá un repertorio compuesto por obras de Chopin y Rachmaninov.

Sokolov ofrecerá en solitario este recital, que supondrá su retorno al festival donostiarra tras su inolvidable última visita en 2015 y tras haber tenido que cancelar su actuación prevista el pasado verano, según recordó ayer la propia Quincena a través de una nota de prensa.

La audición, que comenzará a las siete y media de la tarde, tendrá lugar en el auditorio Kursaal de la capital guipuzcoana para sacar el máximo provecho de la limitación de aforos por la covid-19 y responder así a la expectación que siempre genera la presencia del pianista ruso entre el público donostiarra. El programa que se ha diseñado para la ocasión incluye cuatro Polonesas de Chopin y los Diez preludios Op.23 de Rachmaninov, ha precisado la misma fuente. Las actuaciones de Grigory Sokolov en San Sebastián se remontan al menos a los años noventa y en la Quincena Musical ha actuado en las ediciones de 2005, 2007, 2011 y 2015.

Nacido en Leningrando en 1950, Sokolov ganó hace 45 años el Concurso Tchaikovsky, uno de los más prestigiosos del mundo, y desde entonces se ha convertido paulatinamente en un “mito vivo” del piano. Un estatus que, sin embargo, no le impide ser “extremadamente generoso” en sus recitales, que han llegado a durar cerca de tres horas y suelen ir coronados por un buen número de bises, recuerda la Quincena Musical.

Se dice de él que es un “artista esquivo”, ya que durante dos décadas apenas grabó discos de estudio, ni concede entrevistas, ni siquiera permite que se le tomen imágenes, pero su distancia del lado más mediático del negocio musical parece responder más bien a una concentración absoluta en la música y sus interioridades, a una densidad intelectual que fluye a raudales y que ha hecho que Sokolov sea adorado no solo por el público, sino también por los propios pianistas, que acuden en peregrinación a sus recitales.