oy, 30 de julio del 2021, se cumplen 145 años del nacimiento de Abdón Gonzalez de Alaiza y Azaceta. Una persona de la que podría estar escribiendo líneas y líneas para describirle y que aun así, no terminaría nunca de describir todo lo que fue para nuestra cultura y sobre todo para la sociedad vasca en Madrid a finales del siglo XIX y principios del XX.
Una sociedad vasca que, hoy en día, no sería lo que es, de no ser por el de Musitu. Y es que cuando se cumplen 145 años de su nacimiento, me gustaría brindarle unas líneas como homenaje a su figura ya que lo primero que aparece cuando pones su nombre en el buscador es, “autor de Txistu, el primer cómic publicado en euskera” o “fundador del Athletico de Madrid”, etc. Pero lo que quiero resaltar en estas líneas es la figura de Abdón como persona, como el Vasco desconocido.
Alavés, defensor de la cultura vasca y amante de todo lo vasco; pero sobre todo, Abdón, era un enamorado de su tierra natal, Musitu. Un pueblecito enclavado en pleno corazón de Arraia-Maeztu a mitad de camino entre el valle de Arraya y los pueblos más altos de Araba. Allí nació un hombre que aun siendo alavés, no sabía euskera, pero que su amor por su pueblo y sus raíces hicieron que lo aprendiera fuera de ella y su mayor preocupación era que los hijos de los vascos y las vascas residentes en Madrid no perdieran sus raíces ni su cultura. Un hombre que si preguntásemos hoy en día a la gente de la calle si saben quién fue Abdón, la gran mayoría no sabría nada sobre él.
Pues bien, hoy en el 145 aniversario de su nacimiento puedo decir orgulloso, que yo sí que sé quién fue, en parte, Abdón Gonzalez de Alaiza y Azaceta, y no solo eso, sino que también podemos decirlo todas las personas que hemos hecho posible la publicación del primer libro dedicado a su persona, Abdón Gonzalez de Alaizaren alfabetoa. Después de leer y buscar tantos y tantos documentos, con el único fin de dar a conocer la figura de uno de nuestros vecinos más ilustres, creo que es de justicia darle el reconocimiento que se merece y sobre todo hacerlo en boca de los que mejor le conocían, de los que vivieron con él, de los que le tanto le apreciaban, de sus amigos. Amigos como los hermanos Odón y Ángel Apraiz, Ramón de Bikuña, Javier Landaburu o Manuel de Irujo entre otros y que haciendo un recopilatorio de frases, decían lo siguiente sobre él:
“Oficinista humilde, hombre de organización valioso, vivió siempre fuera, de la patria, inadvertido por todos, los que no le tropezaron a su paso. El vasco desconocido, de los más ignorados”. “El hombre más individualista, de un corazón de oro, de un humor de perros, y de una bondad, sin límites, que alternaba el humorismo con el sermón”. “¡¡Cuantas generaciones de estudiantes conocimos al Abdón Alaiza!! Protector primero, amigo después, regañado muchas veces, pero vasco siempre”. “Considerado como el cónsul de Euzkadi en Madrid, Alaiza era un fichero de estudiantes, una estadística de vascos, preocupado de fundar centros, escuelas de euskera, periódicos, revistas y organizaciones de todo género, así, como de reunir a todos los elementos vascos residentes en Madrid”. “Él era nuestro animador, nuestro organizador en torno a todos los temas nobles: cultura, arte, deportes. Fundador del centro Vasconabarro, el Euzko-Etxea de Jardines y Arenal, el Hogar Vasco y el semanario festivo Txistu”. “Aquel hombre que cuando le preguntaban ¿qué querrías ser tú si no fueras vasco? francés, inglés, americano... La respuesta incondicional del alavés era: yo, si no hubiera nacido vasco, hubiera querido ser vasco”. “Su cuerpo febril, herido de muerte, transportado por los caminos sinuosos del campo arabarra, llegó a Musitu para terminar sus días santamente, vascamente, sin ruidos, sin audiencias de sus amigos, oculto a las miradas y escondido de los afectos de los suyos, que no supimos que había salido de Madrid, hasta que ya su alma, había pasado el momento solemne del misterioso transito al más allá de la vida eterna. Descansa en Musitu, en la entraña de esta tierra, que tanto amo”. “Por eso, Alaiza es la imagen del vasco nuevo, del hombre humilde, del euskaldunberri. Por eso, los hijos de estas tierras llanas, que en la lucha centenaria perdieron el uso del euskera entre las breñas tenebrosas de los siglos pasados, de desconocimiento y barbarie, al recuerdo de Alaiza reaccionamos, viendo la imagen, de lo que aspiraríamos a ser todos los que conociéndole, quisiéramos que de nosotros, pudiera decirse como es aquel hombre bueno y generoso”. “Mereció ser llevado al panteón en el que descansan los hombres más ilustres de Euzkadi: a la tumba misteriosa y poética del vasco desconocido”. “Merece el homenaje del soldado desconocido, el hombre de filas de la cultura vasca”. “Cuantos lo conocisteis, cuantos no tuvisteis la fortuna de ser estudiantes y de tropezarle en vuestro camino y podáis hacerlo, acudir a Musitu, un pequeño lugar de esa Araba culta, trabajadora, tolerante y cortes, y rezad un Avemaría por su descanso eterno y por la libertad de la patria que fue la vida de su espíritu. Será el mejor y merecido homenaje que podamos dedicar al hombre bueno, generoso y exaltadamente vasco que en vida se llamó Abdón Gonzalez de Alaiza y Azaceta”.
El autor es alcalde de Arraia-Maeztu