En la vida de cualquier intérprete o grupo hay imponderables contra los que no se puede hacer casi nada. Y de eso ha habido, y mucho, en el Iradier Arena para arrancar el segundo mediodía del Festival de Jazz de Vitoria. Dos combos del Conservatorio Jesús Guridi han sido los protagonistas en un espacio con algo más de gente que en la jornada inaugural.
Una cosa es, como le ha sucedido a la segunda formación, que haya una baja de última hora pero la puedas solucionar gracias a que tienes por allí a un pianista de nivel como Iñigo Ruiz de Gordejuela. Otra, como le ha pasado a los primeros intervinientes, es que en plena actuación te pase un tren que se escucha más que lo que haces en una plaza con bastante peor sonido que el miércoles.
Así que ha tocado luchar contra los elementos y contra unos repertorios muy manidos, todo sea dicho. Ambas agrupaciones lo han intentado, pero se han encontrado con algunas piedras en el camino que han sido complicadas de solventar. Por ejemplo, como le ha pasado al primer combo, no necesitas dos teclados cuando es evidente que solo con el piano te vale, mientras lo que tocas está pidiendo a gritos un contrabajo que esté presente. Y que se pueda escuchar, claro.
No es baladí porque los dos conciertos se han terminado sin saber de verdad si alguno de sus integrantes estaba tocando por los problemas con el sonido. Aún así los músicos han estado todo el rato remando a favor y eso hay que agradecerlo. El público lo ha hecho con muchos aplausos. Los del tren que han pasado interrumpiendo la primera actuación no saben contra quién se la juegan.
De hecho, sobre las tablas han estado el Guridi Combo con Imanol Suberviola (trompeta), Enara Eguileta (saxofón y voz), Leire Txapartegi (saxofón), Yeray Parra (guitarra), Joanes Ederra (bajo), Mikel Apellaniz (batería) y el mencionado pianista. En el Bernaola Jazz Quintet han participado Aimar Palacios (trompeta), Leire Trujillo (piano y teclado), Aitor Alvarez (bateria), Yeray Parra (guitarra) e Iñar Sastre (teclados).