scucharque ha sido subastado en la casa Christie’s una obra titulada Everydays: The First 5000 Days del autor Mike Winkelmann, más conocido en el mercado por su nick Beeple, por 69.346.250 dólares, no parece una noticia demasiado importante. El cuadro Los jugadores de cartas de Paul Cezanne se vendió por 250 millones, el Intercambio, de Willem De Kooning por 300 millones y el cuadro “atribuido” a Da Vinci Salvator Mundi es la pintura más cara del mundo por sus más de 450 millones de dólares que se pagaron en el año 2017. Si voy a la casa de un amigo y veo en su pared este cuadro, no me resulta difícil entender que se trata de una copia o un póster que cualquiera podemos adquirir a través de Amazon o incluso imprimir en nuestra casa sin ningún problema. La diferencia entre estas obras de arte y la de Beeple, es que esta última es una obra en formato digital única. Este es el concepto que cuesta entender porque la propia obra es la que ilustra este artículo y tú mismo puedes buscar esta fotografía por Internet y decir que tienes el cuadro digital más caro del mundo. La diferencia estriba en que la obra subastada es única y el formato digital utiliza un Smart Contract, que se almacena en la red de bloques Ethereum que hace que solo exista un ejemplar, ya que esta red utiliza la tecnología Blockchain, lo que la convierte en una NFT.

Vale, hemos usado un montón de jerga informática que quizá no hayas comprendido, asi que ahora tendremos que empezar por explicar qué es un NFT. Gracias a la tecnología Blockchain podemos registrar en una base de datos fotografías, vídeos, dibujos realizados con Photoshop, documentos o cualquier cosa que se te ocurra que tenga un soporte digital. Estas obras únicas son un NFT, del inglés Non-Fungible Token. Cuando lo adquieres tienes la seguridad que es el original y que está certificada esta autenticidad por el creador de la obra y que por tanto es única.

Si quieres transferir la propiedad a otra persona lo puedes hacer ya que en el Smart Contract en el que está guardado este cuadro se pueden ir reflejando todas estas transacciones, pero la obra permanece inalterable y su creador y unicidad seguirá siendo la misma. Todo esto no es nuevo, cuando hemos hablado de la tecnología Blockchain en esta misma sección ya pusimos el ejemplo de las colecciones de cromos que se habían lanzado al mercado en formato digital utilizando este mismo sistema. Los compradores saben en todo momento cuantos ejemplares de cada cromo han salido al mercado y tiene la seguridad que no van a salir más ediciones, lo que les da un carácter de única a la colección que han comprado. Cuando intercambian un cromo, deja de ser de su propiedad y pasa a su comprador. Si solo existen 10 colecciones en todo el mundo, hacerse con una de ellas puede ir haciendo que el valor sea cada día más alto. Pero como en todo este tipo de sistemas, el valor lo da el mercado, ya que si nadie cree en ello y nos encontramos con que la gente quiere los cromos en estado físico, el valor de las colecciones digitales puede llegar a ser cero.

¿Estamos ante una nueva burbuja de la especulación de los mercados con los token NFT? No lo sé, yo me fijo en la tecnología. Gracias a ella podemos hacer que un bien digital sea único lo que puede ser un gran avance en el mercado de los derechos de autor de las obras digitales. Pero también es otra forma de entender las posibilidades que tiene la tecnología Blockchain. La controversia esta servida, falta ver hasta dónde llegará.

@juandelaherran