“No existe una línea a partir de la cual digas: éste es el padre ideal”

Junto a la labor del ilustrador Jordi Solano, el autor vitoriano estructura este proyecto a través de 25 historias que toman como punto de partida a otras tantas figuras paternas, desde Dédalo hasta John Lennon pasando por Barak Obama o Abraham. La primera parada se centra en el progenitor de Benjamina, una niña preneandertal (430.000 años) de unos 10 años de edad con craneosinostosis y retraso psicomotor a la que su familia le prestó cuidados especiales para sobrevivir, según los hallazgos hechos en Atapuerca. El broche a este recorrido -que está narrado desde la mirada de los niños y las niñas- no puede ser más personal, se hace junto al padre del propio Bacete.

Partiendo de la base de que “todos tenemos un padre, incluso en el caso de los que han estado ausentes”, este recorrido “por muchas experiencias y emociones” es el reflejo de comportamientos y situaciones bien diferentes, incluso sirviéndose de figuras pertenecientes al mundo de la ficción. “Hay alguna historia que está inspirada por mis hijos”, confiesa. Bueno por dos de ellos. “La pequeña todavía es muy pequeña”, sonríe. En este viaje que también es temporal, el escritor cree que más allá de que en cada momento de la historia puede haber matices sobre el significado de la paternidad, “hay cuestiones que son universales: a buen seguro las emociones que genera el tener un vínculo con una criatura eran iguales en el paleolítico que ahora”.

El abanico en los modelos de comportamiento es infinito. Está el caso de Kafka y su Carta al padre, texto en el que el escritor pudo decirle a su progenitor lo que no se atrevió a contarle a la cara del miedo que le tenía. O el de Amenofis IV. O el de Eneas. O... bueno, eso mejor que lo descubran quienes se asomen al libro. “Pretende ser de fácil acceso”, para poder ser compartido por diferentes generaciones, apunta Bacete, al tiempo que muestra su extrañeza ante el hecho de que “estamos hablando de modelos que están ahí pero sobre los que nadie ha escrito”.

Ahora lo hace él, consciente de que “no existe una línea a partir de la cual digas: éste es el padre ideal”. No hay fórmulas, pero sí el convencimiento de que “la paternidad es un elemento transformador de la sociedad de primer orden. Si queremos una sociedad más igualitaria, más pacífica, tenemos que acompañar a los padres”. En este sentido, apunta que “en nuestro presente estamos en un momento que es revolucionario otra vez; estamos en un proceso de transformación que va a la par de la cuarta ola del feminismo. La implicación del padre en la crianza es un factor fundamental de prevención de la violencia machista y está comprobado que es un factor de prevención de la violencia contra los niños y las niñas. Este libro quiere contribuir a esa reflexión sobre las ventajas de una paternidad comprometida”.